El Madrid, seco del fútbol en El Sardinero

El Madrid está seco de fútbol. Mourinho se empeña en hablar de cualquier cosa en rueda de prensa, del árbitro, del España-Chile, del césped... De lo que sea excepto de fútbol. El luso se lo debe haber contagiado a su equipo porque al Madrid se le ha olvidado jugar al fútbol. Los blancos ofrecieron su imagen más pobre en El Sardinero, donde se dejaron dos puntos (0-0).

Mourinho se presentó con un 'once' desconocido en El Sardinero. El luso tenía que suplir las bajas de los lesionados Pepe y Coentrao y del sancionado Kedhira. También se quedaron fuera dos fijos, Di María y Sergio Ramos. Sin ninguna dolencia conocida, el sevillano no jugó por una decisión técnica que parece un castigo. Después de la derrota ante el Levante el técnico luso encontró unos culpables claros, el árbitro y Kedhira, éste último por caer en la trampa de la provocación. Sergio Ramos, sin embargo, cambió el discurso de su entrenador e hizo autocrítica, y esta vez se quedó en el banquillo. Las novedades fueron Varane, Callejón, Lass y Arbeloa.

Ofrecieron los madridistas su peor cara en El Sardinero, escenario donde el Madrid más se lució el pasado año, curiosamente con dos jugadores 'incompatibles' para Mourinho como Granero y Xabi Alonso.

En la primera mitad, un Madrid lento y sin ideas deambuló por el terreno de juego sin mucho criterio. Con un Özil desenchufado al equipo blanco se le hace de noche. No hay ideas. No hay fútbol. Se atascaron tanto los blancos que terminó el primer acto sin ninguna ocasión clara de gol. Ninguna. Por su parte, un Racing bien ordenado estaba encantado con esa versión sosa del Madrid.

Mourinho, viendo la lentitud de su equipo, buscó soluciones y mandó entrar a Di María por Callejón tras el descanso. El equipo despertó y empezó a merodear la meta de Toño. Aumentó la velocidad de la pelota y se sucedieron varias ocasiones del 'Fideo', de Benzema, de Cristiano y hasta de Marcelo, el más destacado y voluntarioso de los blancos. Poco más hubo. De hecho la oportunidad más clara de todo el partido fue del Racing. Un tiro fortísimo y ajustado al palo de Serrano. Despejó Casillas, que siempre que se le requiere está.

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El Madrid siguió atascado. Disperso. Sin ideas. Sin fútbol. Nada de nada. Y así se murió el partido, con golpeos de Cristiano a la barrera en los tiros de faltas, con incursiones del Kaká, que había entrado por Lass, que terminaron en nada, batallas en solitario de Marcelo. Terminó el encuentro sin goles y con una imagen preocupante de los de Mourinho.

El Madrid perdió dos puntos, y ya son cinco en dos jornadas. Algo que debe preocupar a Mourinho, aunque no tanto como la falta de ideas que tiene su equipo. ¿Hará ahora el luso autocrítica?.