Bielsa empieza a dar forma al Athletic

Los graderíos de la Catedral habían comenzado a mirar extrañados el banquillo donde, en honor a su apodo, el 'loco' Bielsa intentaba moldear una plantilla a la que se ha propuesto exprimir todo su fútbol. Este jueves los aficionados rojiblancos miraron aliviados al 'loco' que parece estar en sus cábalas al intentar endulzar el juego de los leones.

El balón comenzó surcando el cielo de San Mamés. Pero este jueves el plan de los leones era otro. Marcelo Bielsa parece haber tomado las riendas del vestuario rojiblanco que no tardó en bajar el cuero al piso para comenzar a moverlo e inclinar el terreno de juego por completo hacia la puerta francesa. El siempre rudo conjunto bilbaíno empieza a ser moldeado por las manos del 'loco' que, sin miedo a las críticas, sigue en sus trece de sacar lo mejor de sus pupilos para ofrecer a sus aficionados un fútbol incisivo, valiente, de toque.

Los parisinos, ya con los incidentes que sus aficionados protagonizaron, intentaron escribir un guión de idas y vueltas. Pero los chicos de Lezama memorizaron la lección que les dictó su profesor argentino de gafas caídas, para imponer un juego de apoyo, de combinación, con una presión muy arriba y con un claro objetivo: la portería rival. Fue Llorente el primero que lo intentó con varios remates que consiguió bajar del cielo bilbaíno. Un penalti sobre el de Logroño, no señalado por el holandés Bas Nijhuis, sirvió de antesala al gran gol de Gabilondo. El extremo vasco consiguió cazar acrobáticamente un balón al corazón del área para inaugurar el electrónico de San Mamés.

Todo parecía ir sobre lo previsto. Incluso atrás, cuando la presión del Paris Saint-Germain obligaba a los leones a emplearse en defensa, Gorka Iraizoz tranquilizaba a la grada con seguridad traducida en paradas. Pero solo fue un espejismo. El tan elogiado Pastore apenas apareció por la Catedral donde el Athletic presionaba arriba y empezaba a crear desde abajo. La tarea del 'loco' con el vestuario rojiblanco daba sus frutos y los leones enseñaban a Europa su mejor fútbol. Y ya se sabe, el fútbol desemboca en la portería rival convertido en goles. En este caso, Susaeta dio el segundo mordisco al partido para acabar con un equipo parisino que, aunque buscó refugio en el juego duro y bronco, ya había firmado su sentencia.

Fieles a las directrices del argentino, los rojiblancos, con todo a su favor, no dejaron de enseñar los dientes al guardameta Douchez, que vio como los leones daban denteñadas a su portería, al tiempo que desbarataban toda opción del combinado parisino que se vio sobrepasado en todas las facetas del juego. Con esta exhibición, los leones se colocan líderes de su grupo y el 'loco' comienza a amasar a las fieras para moldear su fútbol.