El Barcelona sale vivo del diluvio de fútbol de San Mamés

El estadio de San Mamés, conocido por muchos como la Catedral del fútbol en nuestro país, fue el escenario en el que Athletic y Barcelona se dieron cita para luchar sobre un césped anegado donde el protagonista fue el fútbol y donde ninguno de los contendientes consiguió llevarse la victoria

Marcelo Bielsa corroboró que el espíritu y las formas que ha inculcado a este Athletic están surtiendo efecto. Pese a las dudas sembradas en las primeras jornadas entre la afición bilbaína, el 'loco' ha construido un equipo descarado, con el corazón suficiente para dar continuidad a su tradicional espíritu aguerrido, pero con la mente puesta en construir un juego de toque y control desde atrás. Con una presión armada para tratar de ocupar la mayor parte del terreno de juego, los de Bielsa le pelearon el cuero al Barcelona en los primeros compases del partido. No obstante, con Xavi, Iniesta y Messi enfrente no resulta tarea fácil imprimir al balón el sello de tu equipo, a pesar de que a los de Pep les costó más de lo habitual hacerse con el control del esférico y empezar a trenzar jugadas de ataque.

Los devotos del fútbol miraban lo que sucedía en la Catedral y saboreaban una lucha sin cuartel entre dos gigantes del fútbol español que se devolvían los golpes como si no hubiera mañana. El primero en golpear fue el Athletic. Cuando el Barcelona gozaba de un mayor control del cuero, Mascherano resbaló y Susaeta le robó el balón para dejársela a Ander Herrera que con un golpeo preciso la puso en el palo largo de Victor Valdés, cuya estirada resultó inútil. Pero no había tregua. Tres minutos después, cuando aún paladeaban su gol los jugadores del Athletic, Abidal se aprovechó de un embarullado rondo en terreno rojiblanco para hacerse con la bola y lanzar desde la banda izquierda un centro medido a la cabeza de Cesc Fàbregas que la puso imposible para Iraizoz.

Un empate en el electrónico de San Mamés que no terminaba de convencer a Leo Messi. El argentino se echó a la espalda al equipo y comenzó a bombardear el terreno bilbaino a base de jugadas vertiginosas cargadas de peligro. Pero la Catedral se le seguía resistiendo al mesías del fútbol, que no pudo evitar encaminarse al túnel de vestuarios viendo el resultado de 2 a 2 en el tanteador.

En la reanudación, con algunas zonas del terreno de juego anegadas por el agua, el Barcelona consiguió hacerse con el esférico gracias a la clase de Iniesta y a Messi, que seguía en sus trece de romper su particular maleficio de San Mamés. Por su parte, el 'loco' arengó a los suyos para armarlos con un espíritu guerrero que dejaba de lado la posesión para abogar por la lucha cuerpo a cuerpo.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Los golpes se iban sucediendo ahora con un campo inundado en el que el más mínimo fallo podía pagarse muy caro. Las idas y vueltas de ambos combinados auguraban un empate que ninguno de los dos se negaba a aceptar. Tanto, que en los minutos finales las ofensivas de ambos conjuntos terminaron acabaron por transformarse en goles, en los que la pelota parecía negarse a entrar primero en la portería de Valdés y más tarde en la Iraizoz.

El primer golpe, de nuevo, lo asestó el Athletic con un gol en el que, tras el remate de Llorente a la salida de un córner y multitud de rebotes en diferentes jugadores azulgranas, la bola entró a regañadientes Piqué fue quien la introdujo en su propia portería. Una desafortunada jugada para los de Guardiola que cerca estuvieron de repetir los de Bielsa, quien tuvo que ver como en el tiempo añadido, y con la misma fortuna que anteriormente sonreía a los suyos, Messi conseguí asestar el golpe definitivo a un encuentro en el que ninguno de los contendientes mereció perder.