El indiano que cambió Colombres

María Isabel Ybañez es bisnieta de un valiente asturiano que llegó a México a mediados del siglo XIX, triunfó y al volver quiso darle una oportunidad a su aldea de origen. Ésta es la historia de Luis Ybañez Posada, un indiano de Colombres.

Colombres era una pequeña aldea asturiana en la que no había infraestructuras. La zona atravesaba por una dura depresión económica y su familia de hidalgos agricultores no era una excepción. La realidad obligó a Luis y a su hermano a emigrar: "se marchó a los 14 años con su hermano mayor". Se embarcaron en un viaje que debió durar casi tres meses, llegaron a México con la "esperanza de trabajar y formarse, porque no fue llegar y que El Dorado estuviera allí. Por eso, se formaron en comercio, economía y derecho", subraya su bisnieta María Isabel.

Empezaron con lo mínimo. Luis y su hermano Manuel trabajaron como aprendices para un pariente en México que "los tuvo como aprendices sin sueldo. Estudiaban en el despacho, comían y vivían allí". Sus caminos se separaron, porque mientras Manuel se quedó con los negocios que emprendieron en México, Luis volvió a emigrar. Esta vez, a Cuba.

María Isabel no se detiene en el éxito de su bisabuelo, que terminó teniendo sucursales de su negocio textil en Nueva York o Londres, sino en su regreso. Luis volvió y quiso que sus vecinos "de los que conocía el nombre tuvieran una oportunidad. Trajo el agua, las fuentes públicas, el cementerio, el ayuntamiento, la mejora de la iglesia. Yo todavía me siento querida por ello", dice su bisnieta, orgullosa de que los vecinos de la aldea quisieran tener una estatua de su antepasado. Él fue austero, incluso para construir su casa indiana. Su única rareza fue, como otros tantos, tener dos palmeras en su jardín para recordar América, la tierra de oportunidades.