Sociedad

La Moncloa: hogar, dulce hogar

Los diferentes inquilinos que han habitado el Palacio han pretendido imprimir su estilo y personalidad

Este fin de semana el sexto presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, ha cambiado su residencia madrileña de Aravaca para trasladarse al Palacio de La Moncloa, residencia oficial del Presidente y su familia desde el año 1977. Rajoy, junto a su esposa, Elvira Fernández, y sus dos hijos, pasará los próximos cuatro años de su vida en La Moncloa. Aún no sabemos si el nuevo inquilino hará alguna reforma para hacer más cómoda su estancia, sus antecesores lo reformaron a su antojo.

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El primer presidente de la historia democrática española, Adolfo Suárez, quiso que sus hijos se sintieran lo más cómodos posible, y decidió construir una pista de tenis y arreglar la piscina. Además, mandó cubrir el patio del Palacio hasta la altura de una planta para recibir a las visitas de Estado. Leopoldo Calvo Sotelo, a pesar de su breve paso, sólo un año, también realizó modificaciones a su gusto, como habilitar la tercera planta con nuevas habitaciones para instalar allí la vivienda presidencial. También instaló un piano.

La estancia de Felipe González en La Moncloa fue la más larga de todos, casi 14 años. El Presidente decidió construir cerca de la residencia presidencial un pequeño pabellón para celebrar los Consejos de Ministros de cada viernes. González y su esposa, Carmen Romero, decidieron preocuparse por los jardines de Palacio, que poblaron de bonsáis y piedras talladas de Extremadura, además, cultivaron un pequeño huerto. Sin duda, su mayor aportación fue La Bodeguilla, un lugar de encuentro para artistas e intelectuales que emulaba una típica tasca sevillana.

José María Aznar decidió actualizar el uso residencial de la segunda planta y habilitar una sala de juegos para sus hijos en la tercera. También construyó un pista de pádel en los jardines para poder practicar uno de sus deportes favoritos. Su esposa, Ana Botella, fue la que realizó los mayores cambios decorativos en La Moncloa, las cortinas y los sofás tapizados fueron su seña de identidad.

El último inquilino de La Moncloa, José Luis Rodríguez Zapatero, también realizó los cambios que consideró oportunos. El Presidente y su esposa, Sonsoles Espinosa, no se encontraban muy a gusto con el estilo sobrecargado que habían dejado los anteriores habitantes, y decidieron acudir a interioristas para sustituir casi por completo el mobiliario.

 
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