Cristiano Ronaldo y el Real Madrid vencen al Levante y ponen en jaque la Liga

La oportunidad que se presentaba en el Bernabéu tras el tropezón del Barça era única. Dejar al Barça a diez puntos supone asestar un golpe casi definitivo a la Liga. El Madrid saltó al terreno de juego con hambre y mordiente, tanto que en el minuto dos de partido Benzema casi hace el primero. Sin embargo esa excitación en ataque se tradujo en una languidez y relajación en la retaguardia

Sergio Ramos controló un balón y de forma inexplicable se lo devolvió al rival para terminar haciéndole falta. Y el Levante no es un equipo normal, son once jugadores experimentados, que como taxistas, saben todos los atajos y trucos para llegar al destino. En este caso el gol. Esa falta lateral voló con fuerza, otra vez Sergio Ramos tocó el balón en fallo y la peinó para que Barral adelantara al equipo de Orriols.

El mayor problema de los de Juan Ignacio resultó ser ese mismo gol. Porque el Madrid desató desde ese momento una tormenta de gran intensidad sobre la portería de Munúa. Cristiano Ronaldo conducía los feroces ataques del Real Madrid, mientras Özil, Benzema e Higuaín se encargaban de darles un final. Se sucedían los córnes y los despejes del veterano portero charrúa, que veía como Ballesteros y Barral defendían todo el rato dos o tres metros delante de él, parapetados en el área.

El único respiro de los granotas era Koné. Un delantero desechado por el Sevilla que aguanta el balón como pocos cuando los apoyos destacan por su ausencia. Aun así el Levante chutó un par de veces con peligro y puso en aprietos a Casillas. Pero el área de Munúa era una olla a presión que se iba inflando e inflando ataque tras ataque. Y en una de esas Iborra, en un error de bulto, controló el balón ayudándose con los brazos (con ambos, lo cual es meritorio). Penalti, expulsión y el consecuente gol de Cristiano Ronaldo, esa fue la consecuencia. Y descanso.

Cristiano Ronaldo se exhibe

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Tras el fervorín de Mourinho en el descanso y sabedores de que el rival jugaba con uno menos, los jugadores del Madrid apretaron aún más. Y pese a no disponer de la magnífica locura e improvisación que aporta Marcelo, el Levante se acabó resquebrajando. Una buena internada de Higuaín dejó a Cristiano en bandeja el segundo gol. El Bernabéu (con una entrada discreta por el frío) respiró y asumió que la Liga está muy cerca y salvo sorpresa no se escapará. Pero el Madrid no echó el freno, mejor dicho, Ronaldo no echó el freno. Como un niño en un puesto de caramelos gratis castigó sin cesar a Munúa.

En una jugada sin especial peligro y desde 25 metros, el de Madeira sacó un latigazo que describió una trayectoria imposible y se coló por encima del portero. Un gol de bellísima factura que casi sentenciaba el partido, pero no, porque Koné seguía ahí. El jugador de Costa de Marfil, que renunció a ir a la Copa de África para seguir con la mejor temporada de su vida, cogió un balón en centro del campo y montó una contra que él mismo terminó acabando con un gran remate. Mientras, sus compatriotas lanzaban penaltis frente a Zambia.

Pero la alegría duró poco en el Levante. Instantes después Benzema no falló a su cita y con una jugada 'marca de la casa' hizo un recorte casi en el área pequeña y subió el cuarto al electrónico. Y hasta ahí llegó el Levante, que duró 66 minutos de forma dignísima. El Madrid sin embargo nunca se acaba y su fe es inagotable. Mourinho introdujo a Callejón, Kaká yKhedira. Aflojó levemente en la presión, pero siguió jugando en las cercanías del área levantinista.

El partido fue adoleciendo de intensidad poco a poco, hasta el final. En definitiva, una victoria que significa una nueva muestra de fe del Madrid, que sabe que ahora sí tiene amarrada la Liga. Nunca un equipo perdió una Liga a estas alturas con semejante distancia. Aunque nunca un equipo lideró una Liga con un rival de la magnitud del Barça.