La madre de la niña asesinada en Santa Pola llama "cobardes e hijos de puta" a los etarras
Reclama "justicia" para que no haya "ningún otro niño asesinado por ETA"
Ha sido un relato conmovedor. Toñi Santiago, madre de la pequeña Silvia Martínez, asesinada tras la explosión de un coche bomba de ETA en la casa cuartel de Santa Pola, ha recordado en la Audiencia Nacional cómo fue la tarde del atentado. Un 4 de agosto que jamás borrará de su memoria. Tras recoger a su hija, y dejarla jugando con su primo en el patio, los pequeños regresaron a casa. Fue en ese momento cuando la bomba explotó. Toñi ha relatado cómo rescató a Silvia de entre los escombros. Asegura que nada más verla supo que se moría. Ella asegura que todos estos años, han pasado 10, han luchado por la dignidad de su hija. / AGENCIA ATLAS
Hoy se ha celebrado en la sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares la segunda sesión del juicio a los supuestos etarras Oscar Celarain Ortiz y Andoni Otegi Eraso por la colocación de un coche bomba el 4 de agosto de 2002 frente a la casa cuartel de la Guardia Civil en Santa Pola (Alicante), que provocó la muerte a Silvia Martínez, de 6 años, y a Cecilio Gallego de 57, además de provocar lesiones a decenas de personas.
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Esta mañana ha declarado Antonia Santiago, la madre de Silvia, que todavía se encuentra bajo tratamiento sicológico. Dice que aquel bombazo le "amputó el alma y el corazón". Ha declarado que la niña jugaba en el cuartel cuando sucedieron los hechos. Tuvo que sacarla de los escombros y murió al llegar al hospital. Desde entonces lucha por defender la dignidad y la memoria de su hija, y que se haga justicia para que sea "la última niña que muere a manos de ETA". Antonia Santiago se ha dirigido a los acusados llamándoles "hijos de puta", "asesinos" y "cobardes".
También ha declarado el hermano de Antonia, Santos Hipólito, cuyo hijo de tres años sufrió graves heridas de las que aún tiene secuelas, y ha dicho que la explosión fue "tan grande" que "o vivíamos o moríamos" y "nos tocó vivir". Cecilio Gallego, la segunda víctima mortal, falleció mientras esperaba el autobús. La magnitud de la explosión la han detallado los expertos. Un total de 100 kilos de explosivos que dejaron un cráter de cuatro por tres metros de ancho, mientras que la onda expansiva causó daños a 200 metros. El motor del coche fue hallado a más de 40 metros de la explosión.
La bomba fue colocada para hacer el mayor daño posible. Como escribió el líder del comando, Andoni Otegi, en la documentación que le fue intervenida, colocaron la bomba a las ocho y cuarto de la tarde porque "queríamos atraparles cenando".
Antonia Santiago: "Se llevaron a mi hija y yo les llamé hijos de puta"
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