El cine ha sido uno de los grandes medios del entretenimiento y la información de los últimos siglos. Su invención se sitúa en un largo camino de ingenios en el que lentamente se va definiendo lo que hoy conocemos como el cinematógrafo. La exposición acerca al público el origen del cine, muchas veces olvidado, a través de las reliquias que ha ido encontrando Josep María Queraltó. Auxiliares del dibujo, teatros de sombras, estampas fundentes, fantasmagorías, juguetes ópticos, fotografía y fonografía... artilugios que crearían la magia: la foto en movimiento. En estos tiempos de acción, y de tenología, donde las películas 3D acaparan la gran pantalla, la Academia de Cine propone un viaje de añoranza al pasado, al embrión del séptimo arte a través de la exposición Ilusión y movimiento: los orígenes del cinematógrafo. Josep María Queraltó lleva más de tres décadas recopilando objetos relacionados con el cine un viaje al pasado con joyas como la máquina utilizada por los hermanos Lumière para la primera proyección cinematográfica de la historia en el año 1896. Esta nostalgia al germen del cine quedó patente en la última edición de los Oscar, en la que se rindió honor al origen del celuloide a través de The Artist y La invención de Hugo, películas que evocan los comienzos del séptimo arte y su época dorada. No se trata de un recorrido exhaustivo, sino más bien de un paseo por algunos de los momentos más singulares de aquellos instrumentos del asombro y del engaño, la mayoría enterradaos ante el éxito del cine visual. Piezas originales de finales del siglo XIX y principios del XX -sombras chinas europeas, zootropos, linternas mágicas o praxinoscopios, inventos que jugaron un papel primordial que desencadenaría en la creación de los hermanos Lumière- conforman este recorrido por el «pre-cine» que permite conocer la cultura de la imagen de la que somos herederos. También se puede contemplar un espectacular diorama que representa la boda de Eugenia de Montijo con el emperador Napoleón III, un zoótropo, un praxinoscopio-teatro, un visor estereoscópico múltiple, y como colofón el Cinematógrafo Lumière de 1895, de Eduardo Gimeno Correas, quien filmó La salida de misa de 12 de la Virgen del Pilar en Zaragoza en 1899. Los padres del cine, los hermanos Louis y Auguste Lumiére, se inspiraron en varios artilugios anteriores, como el kinetoscopio de Edison o el zoótropo de William Hörner, cuyo origen está en China y sus sombras chinescas. En la muestra, los visitantes podrán conocer algunos de los aparatos importantes en la aparición del séptimo arte gracias a la colección de Queraltó, de unas 20.000 piezas, y cuyo lema es «preservar antigüedades como legado a las futuras generaciones». Este recuerdo a los inicios del cine a través de «la ilusión y el movimiento» permanecerá abierto al público, desde este jueves al 15 de mayo, de lunes a viernes, de 10 a 14 horas y de 16 a 18 horas. La entrada es libre y gratuita.