Siete años de pontificado de Benedicto XVI
Repasamos la trayectoria de Ratzinger como Papa, que cumple hoy 7 años de mandato como cabeza de la Iglesia Católica
El descubrimiento del mayor escándalo conocido en la Iglesia Católica - los centenares de casos de pederastia- y sus polémicas declaraciones sobre el aborto, el divorcio, el SIDA o la eutanasia han marcado un Pontificado de perfil discreto, que no se ha apartado ni un ápice del conservadurismo de Juan Pablo II, su predecesor.
El 2 de abril de 2005, Juan Pablo II fallecía, y se iniciaban los rumores acerca de quién sería su sucesor. 17 días más tarde, las dudas se despejaban: el elegido era uno de sus colaboradores más cercanos, el cardenal y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Aloysius Ratzinger.
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Nacido en Alemania el 16 de abril de 1927, Joseph Ratzinger se convirtió en el Papa 265 de la historia de la Iglesia y el séptimo Jefe de Estado del Vaticano el 19 de abril de 2005. Ex combatiente de la II Guerra Mundial y estrecho colaborador de Juan Pablo II, Ratzinger se encargó de oficiar la misa de funeral por su predecesor, y fue elegido como Sumo Pontífice, cargo para el que eligió el nombre de Benedicto XVI.
Bajo el lema "Cooperatores veritatis" ("Cooperantes de la verdad"), sus primeros años de Pontificado fueron bastante tranquilos, si bien quedaron empañados a partir de 2004 tras el mayor escándalo conocido en la Iglesia Católica: el descubrimiento de centenares de casos de pederastia. El mismo Ratzinger se vio implicado al ser acusado de haber ocultado alguno de esos casos en su etapa de cardenal, y de no haber tomado medidas contra los pederastas en sus etapas de arzobispo de Munich y de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Sin embargo desde El Vaticano se negó rotundamente la acusación, y Benedicto XVI afirmó que estos casos eran "una vergüenza que no se debe repetir". El Papa afirmó no comprender cómo había ocurrido aquello y dijo ser incapaz de entender que había llevado a los sacerdotes a traicionar su misión de dar aliento y el amor de Dios a los niños. De por sí, Ratzinger señaló directamente a los pederastas como el motivo de la "humillación" y el "polvo que cubre el rostro de la Iglesia". El 11 de junio de 2010, el Pontífice pidió perdón públicamente a Dios y a las víctimas de los sacerdotes, y se comprometió a hacer todo lo posible para que semejantes abusos "no vuelvan a suceder jamás".
Aparte del descubrimiento de la pederastia en la Iglesia, las declaraciones de Benedicto XVI también han sido las otras grandes generadoras de polémica durante sus 7 años de mandato. Por ejemplo, son muchas ocasiones en las que el Obispo de Roma ha dejado clara su postura sobre el aborto, al que ha definido como un "mal intrínseco del que todas las personas deben tomar conciencia" así como "la injusticia más grave, porque suprime la vida humana naciente". En 2010, durante la homilía de la misa de dedicación de la Sagrada Familia de Barcelona, Benedicto XVI afirmó que la Iglesia se oponía "a todas las formas de negación de la vida humana" y pidió a los Estados que la natalidad fuera "dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente".
Para Benedicto XVI, defender la vida humana es hoy "muy difícil, ya que se ha creado una mentalidad de progresivo menosprecio de su valor, confiándolo al juicio de cada uno". Por ello, no es de extrañar que la eutanasia sea también objeto de sus críticas. Benedicto XVI defiende la inviolabilidad de la vida humana y afirma que la eutanasia es "uno de los síntomas más alarmantes de la cultura de la muerte que avanza en la sociedad del bienestar", que su aplicación es una "falsa solución al sufrimiento, impropia del ser humano", y que la respuesta ante el dolor es el amor.
Otro de los asuntos que parecen quitar el sueño a Joseph Ratzinger es el tema del matrimonio. Por un lado, por el gran número de divorcios, a los que, junto al aborto, calificó de "culpas graves que dañan la dignidad del ser humano y ofenden a Dios". Para Benedicto XVI el problema ya no sólo radica en el miedo que tienen los jóvenes a unirse para siempre, sino en que el matrimonio "como está establecido en la creación y del que nos habla la Biblia -hombre y mujer- está siendo progresivamente ofuscado". Los matrimonios homosexuales no son aceptados por la Iglesia católica puesto que, a ojos del Papa "son opuestos al bien común" y "desnaturalizan la esencia y el fin de la familia tradicional". Benedicto XVI fue además el encargado de aprobar en 2005 el documento que excluye a los homosexuales del sacerdocio.
Una de las mayores polémicas desatadas por el actual Papa fueron aquellas controvertidas declaraciones que realizó en su primer viaje apostólico a África, en 2009, en el que aseguró que el sida no se podía resolver "con eslóganes publicitarios ni con la distribución de los preservativos, los cuales sólo aumentan los problemas", y que las únicas maneras efectivas de luchar contra la enfermedad son la oración y la abstinencia. No era la primera vez que realizaba unas declaraciones de este tipo. Cuatro años antes, Benedicto XVI afirmó que la enseñanza tradicional de la Iglesia, basada en el matrimonio cristiano, la fidelidad y la castidad, había demostrado ser "el único mecanismo de seguridad para prevenir la difusión del sida". Sin embargo, en el libro entrevista "La luz del mundo", Ratzinger defendió el uso del preservativo "en algunos casos", aunque insistió en que no era la manera "verdadera" de prevenir el sida. Por cierto, en esta misma entrevista cuestionó la infalibilidad del papa, convirtiéndose en el primer pontífice que lo hacía. También ha sido el primer Papa en proclamar beato a su predecesor, en este caso a Juan Pablo II, y el primero en promulgar un documento para luchar contra el blanqueo de dinero en las instituciones financieras vaticanas
En cuanto a sus relaciones con nuestro país, Benedicto XVI ha visitado tres veces España: la primera, en 2006, para la clausura del V Encuentro Mundial de las Familias; la segunda en 2010, en viaje apostólico a Santiago de Compostela y Barcelona, visita un tanto polémica por las declaraciones de Ratzinger durante la consagración de la Sagrada Familia de Barcelona, en la que cargó contra España al afirmar que se había convertido en uno de los epicentros del "secularismo y la laicidad del mundo occidental", y lo relacionó con el secularismo "fuerte y agresivo de los años treinta"; y la última en 2011, para celebrar las Jornadas Mundiales de la Juventud.