¿Manga corta o manga larga?
Siempre que llega el buen tiempo se nos plantea la misma pregunta. Sobre todo cuando en las tiendas, y por extensión en nuestros armarios, conviven en misma proporción las camisas de manga larga con las de manga corta.
Pero a pesar de esta paridad, lo cierto es que existe una etiqueta no escrita que, en el caso del hombre, recomienda apostar siempre por las camisas de manga larga, que en momentos de excesivo calor, y siempre que no sea en situaciones demasiado formales, aceptan la opción del remangado. En cualquier caso, la elección de un tejido fresco nos permitirá ir arreglados sin acabar empapados en sudor.
Y es que a diferencia de las camisetas y los polos, la camisa no soporta la manga corta igual de bien que el resto de prendas, más que nada porque su corte cuadrado no ajusta del todo en el cuerpo del hombre. Vamos, que llevándolas corremos el riesgo de parecer grises oficinistas en lugar de Pep Guardiola, el icono de la manga corta con corbata.
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Esto no significa que debamos tirar todas las prendas de este tipo que tengamos en casa, ya que en nuestro tiempo de ocio, y sobre todo si son del tipo hawaianas con algún estampado atrevido, podemos ponérnoslas sin abrochar con una camiseta blanca de algodón básica debajo.
Pero a partir de ahora, cada vez que compres una nueva, fíjate en el brazo, que debe rellenar por completo la manga sin que el bíceps quede estrangulado cuando lo doblamos. Por supuesto, el cuerpo también debe quedar definido. Diga no a las camisas saco. ¿El detalle definitivo? Nunca llevar nada metido en el bolsillo de la misma.
De todas formas, insistimos que una camisa de manga larga sutilmente arremangada es mejor opción, aunque este recogido no hay que hacerlo de cualquier manera. La primera doblez debe ser del tamaño de todo el puño, y la siguiente, también.
Si es una camisa de doble puño, un tercer doblado es aconsejable para que no quede demasiado suelta. ¿Dónde parar? Antes de llegar al codo. Si subimos más, parecerá que te has puesto unos manguitos para nadar, y ésa no es la idea.