El 'juicio del siglo' sienta en el banquillo a 38 personalidades del gobierno de Lula
Exdiputados, banqueros y empresarios se enfrentan a penas de hasta 30 años por el pago de favores políticos a cambio de votos
El gobierno de Lula da Silva será recordado por acercar Brasil al resto del mundo, hasta tal punto que situó al país como primera gran potencia dentro de los BRIC. Pero, lamentablemente, también será recordado por las sucesivas renuncias y dimisiones de personalidades ligadas al ejecutivo al verse implicadas en casos de corrupción.
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Este jueves el Supremo Tribunal de Brasil ha abierto un juicio conocido bajo diferentes nombres. Ya sea el "proceso de las mensualidades" o el "juicio del siglo", lo que está claro es que este megajuicio se va ha convertir en uno de los mayores escándalos de corrupción que ha sacudido a esa nación sudamericana y que ya puso en vilo al Gobierno de Lula en su día.
En total 38 exministros, exdiputados, banqueros y empresarios se sentarán en el banquillo de los acusados por haber recibido dinero no lícito periódicamente entre los años 2002 y 2005 para comprar votos.
Aunque hasta el momento todos han disfrutado de su libertad, en el juicio se enfrentan a cargos por blanqueo de dinero, evasión de divisas, corrupción, peculado y formación de organización criminal, entre otros, por los que las condenas podrían ser superiores a los 30 años de prisión.
El caso, que saltó a la opinión pública por las publicaciones de la revista 'Veja', se fundamenta en la compra de favores políticos a cambio de apoyos en el Congreso por parte del entonces y ahora gobernante Partido de los Trabajadores. Con ello, se habría conseguido desviar unos 101 millones de reales (alrededor de 40,5 millones de euros).
Concretamente, El PT se habría comprometido a pagar una alta suma de dinero a los diputados del Partido Laboral Brasileño (PTB) para que dieran su apoyo incondicional al oficialismo. Un pacto que no se conoció hasta que la alianza se rompió en 2005.
El expresidente Lula, ha negado en todo momento tener conocimiento alguno sobre lo ocurrido y aunque no se encuentra entre los acusados, el escándalo golpeó duramente su gobierno. Finalmente, tras pedir perdón, logró su relección en 2006 sin tachar sus altos niveles de popularidad.