El Real Madrid explota los desajustes de la defensa del Barcelona para ganar la Supercopa

Primera victoria del Real Madrid esta temporada... y primer título. Y contra el gran rival. El conjunto blanco se lleva la Supercopa demostrando su voracidad, robando la pelota al Barcelona en la primera mitad y explotando al máximo sus desajustes defensivos. Tercer título del Madrid en la era Mourinho. Tito Vilanova tendrá que esperar.

Ampliar

El Real Madrid no dudó en enseñar su planteamiento desde el primer minuto: someter al Barcelona a una presión que le impidiera tener el balón y hacerlo circular de la manera que suele romper al equipo de Mourinho. Esta vez la fórmula no tardó en surtir efecto, ya que no solo sirvió para provocar pérdidas de balón del Barcelona, sino para hacer que este ni siquiera se encontrara con la pelota.

Así llegaron dos manos a manos de Higuaín con Víctor Valdés. En el primero tiró perfecto con la pierna derecha, pero el guardameta supo atajar el tiro con su izquierda. A la segunda fue cuando el argentino acertó después de recoger un balón en largo tras un fallo inexplicable de su compatriota Mascherano. Y aunque tenía toda la portería para hacer el primer gol del partido arriesgó a tirar la pelota entre las piernas de Valdés. Fue el 1-0, que ponía al Real Madrid por delante en el computo global de la Supercopa.

Solo habían transcurrido diez minutos de encuentro en los que el Madrid parecía jugar a una velocidad más que el Barcelona. ¿Surtía efecto la tensión a la que había sometido Mourinho a sus hombres tras la derrota de Getafe? Posiblemente. Porque el equipo blanco mostró la actitud necesaria para tener la bola, hacer desaparecer a Messi, Iniesta y Xavi y acercarse siempre con peligro a la meta de Valdés.

Pero el Madrid no hacía un fútbol especialmente trenzado. No le hacía falta. Le bastaba con el juego directo y unos balones en largo que la defensa blaugrana no acertó a interceptar. Porque si en el primer tanto falló Mascherano, en el segundo fue Piqué el que no acertó a frenar a Cristiano Ronaldo. Se la llevó el portugués con la espuela, metió la directa y batió a Valdés. Segundo gol del partido y segundo de la Supercopa para CR7. Era una ventaja ya importante para el Madrid, ya que obligaba al Barcelona a hacer también dos goles para llevarse la copa a casa.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

No era la noche de la defensa del F.C. Barcelona. Cualquier balón servía prácticamente para poner en evidencia a sus jugadores. Fallaba por el centro y también por las bandas, ya que en el parcial del encuentro uno de los mejores era un Marcelo que sin parecer estar en su mejor momento de forma entraba por su carril con más facilidad de las que da habitualmente el Barcelona.

Y para terminar de arruinar el trabajo defensivo del equipo de Tito, Adriano vio la roja. Fue por una falta sobre Cristiano. Se iba solo hacia la portería contraria después de recibir otro pelotazo desde la caverna blanca. Quizá la falta era la mejor opción, pero dejaba al Barcelona en inferioridad numérica para superar un 2-0. Tarea complicada.

Messi, sin embargo, demostró que no hay nada imposible. O al menos que si lo hay rendirse no es una opción. Y en un libre directo con el balón situado muy lejos de la portería acortó distancias con un lanzamiento genial. Lo realizó con su pierna izquierda, el balón superó el costado izquierdo de la barrera gracias al efecto y se coló por la escuadra del marco de Casillas. El Barça seguía vivo pese a no haber encontrado nunca el camino hacia la portería contraria.

Le sirvió ese gol al Barcelona para tener opciones hasta el final. Porque en la segunda parte se reencontró con la pelota -quizá porque el Madrid moderó su voracidad- aunque le costó traducir ese trabajo en ocasiones de gol. Xavi no encontró socios casi nunca, Iniesta pareció siempre muy lejos del área del Madrid y Messi no tuvo quien le diera la pelota.

Pedro quiso romper esa tónica al recoger dos balones largos y plantarse solo delante de Iker Casillas. En ambas ocasiones le ganó la partida el guardameta del Real Madrid. No era demasiado bagaje para el Barcelona, pero sí para un equipo con diez, ya que si hubiera marcado cualquiera de las dos ocasiones hubiera igualado la vuelta pero se habría puesto por delante en el marcador global.

En cualquier caso, al equipo de Tito le pesó estar en inferioridad numérica. Y le pesó especialmente a su defensa, a la que le costó seguir a Khedira cuando se coló en el área y disparó para obligar a Valdés. También cuando dejó un hueco enorme en la frontal para que recibiera Higuaín y lanzara el balón al palo de la portería del conjunto blaugrana.

Para entonces ya habíamos una cara nueva, la de Song, que entró en sustitución de Busquets aunque no terminó de ofrecer al Barcelona lo que necesitaba: la conexión con los tres genios del Barcelona (Xavi, Iniesta y Messi). Otro desconocido que apareció fue Modric, que entró para relevar a Özil. Los dos nuevos del clásico demostraron que aún es pronto para exigirles peso en el equipo.

Porque los minutos finales no fueron para ellos, sino para el correcalles. Ocasiones en las dos áreas gracias a un Real Madrid con ganas de rematar la faena y un Barcelona sin ganas de resignarse a pesar de estar con diez. Lo intentaron los culés hasta el último minuto. En el descuento pudieron marcar Montoya -pero paró Casillas- y Messi lanzó un balón junto al palo.

El primer título es para el Real Madrid en una Supercopa que ha demostrado que nos espera otra temporada con un mano a mano entre los dos gigantes del fútbol mundial.

Más deportes en Cadenaser.com | Fútbol | Baloncesto | Tenis | Fórmula 1