La guerra publicitaria de Obama y Romney
Los candidatos han gastado más de 500 millones de dólares en anuncios
La batalla más dura de la carrera a la Casa Blanca se libra en las pequeñas pantallas de los estados clave, plagadas de anuncios de factura millonaria que comienzan a desgastar a las campañas del presidente Barack Obama y su rival Mitt Romney.
Ambos candidatos han gastado en total más de 500 millones de dólares en anuncios de radio y televisión, una cifra récord que ya ha superado el total invertido en la campaña de 2008 y que se espera que, de aquí a noviembre, llegue a los 1.100 millones, según la consultora Kantar/CMAG, que supervisa el gasto en publicidad.
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La propaganda electoral, pensada más que nunca para su consumo masivo en plataformas como Youtube, no centra el debate en qué candidato tiene mejores propuestas, sino en quién ha lanzado el ataque más crudo contra su oponente.
El anuncio más sonado fue producido por el grupo de acción demócrata Priorities USA, que estrenó en julio un vídeo en el que un trabajador del acero sugería que Romney y su compañía Bain Capital tienen parte de responsabilidad de la muerte de su mujer, ya que fue esa empresa la que cerró la planta en la que él trabajaba y le privó, por tanto, de seguro de salud.
La campaña de reelección de Obama se apresuró a distanciarse del anuncio. Quizá por eso, la campaña se ha centrado en las últimas semanas en ataques más positivos, como el que esta semana muestra al expresidente Bill Clinton prometiendo que el mandatario "ayudará a reconstruir la clase media, como ocurrió cuando yo era presidente".
Por su parte, Romney tampoco ha dudado en dirigirse con un dedo acusador a su rival, a quien condenó en otro anuncio por "usar su plan de salud para declarar la guerra a la religión, forzando a las instituciones religiosas a ir en contra de su fe" al tener que aceptar las disposiciones sobre contracepción de la ley.
A Obama le han salido además oponentes fuera de la campaña de Romney, como la organización del Tea Party Americans for Prosperity, que ha invertido 25 millones de dólares en una campaña en la que varios votantes aseguran que respaldaron a Obama en 2008, pero esta vez no le darán su confianza.
Para el que fuera portavoz de Bill Clinton, Mike McCurry, los candidatos se han enzarzado en una discusión en la que "ninguno parece encontrar el botón para bajar el volumen".
"Antes había, al menos, una escala que definía qué nivel de virulencia podías usar en una campaña", dijo McCurry al diario New York Times. "Sólo usabas el nivel más alto para tu mayor ofensa. Lo que ocurre ahora es que todos van directamente a la respuesta más alta y más fuerte que puedan dar".