Los días más negros de Galicia
Cronología de la mayor catástrofe ecológica de la historia de España
En noviembre de 2002, las costas de Galicia se cubrieron de miles de toneladas de fuel. Ya nadie olvidaría el Prestige y las consecuencias de su hundimiento
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Si a principios de 2002 nos hubieran hablado de un petrolero llamado Prestige, probablemente hubiéramos olvidado en cuestión de minutos el nombre del susodicho. Jamás hubiéramos imaginado que a partir del 13 de noviembre, nunca olvidaríamos ese nombre, que se convirtió en el protagonista maldito de uno de los episodios más negros de la Historia de España. Tan negro como el fuel que tiñó las costas gallegas, que puso en peligro el trabajo de miles de pescadores y mariscadores, y que dio pie a uno de los movimientos más solidarios que se recuerden, encabezado por la plataforma "Nunca Mais" y los miles de voluntarios que limpiaron las playas.
El 13 de noviembre nos enteramos de que el Prestige, un petrolero griego con bandera de Bahamas, había zozobrado frente a las costas gallegas derramando parte de su carga de más de 77.000 toneladas de fuel. Las autoridades deciden que lo mejor que se puede hacer con el barco es remolcarlo mar adentro, para evitar nuevos derrames -El Ministro de Defensa, Federico Trillo, reconocería que incluso se pensó en bombardearlo para producir el incendio del combustible o el hundimiento-. Desde el Gobierno presidido por José María Aznar se lanzan mensajes pidiendo tranquilidad. El Ministro de Agricultura y Pesca, Miguel Arias Cañete, afirma que "afortunadamente, la rápida actuación de las autoridades españolas hace que no temamos por una catástrofe ecológica [...]. No se prevén grandes problemas en las aguas españolas ni ningún problema para los recursos pesqueros". Pero los testimonios de los pescadores no avalan esas declaraciones. Aseguran que "la espuma del mar ya es negra; hay gaviotas manchadas. Huele a gasoil", y temen por lo que pueda ocurrir con el marisqueo. Incluso Protección Civil constata que las piedras de la costa tienen una capa de fuel de varios centímetros de espesor.
Pero el día 19, el barco se parte en dos a 246 kilómetros de Fisterra. La carga del Prestige llega a las playas en oleadas negras que provocan la mayor catástrofe ecológica en España. Miles de voluntarios llegan a Galicia para limpiar la costa, sin preocuparse por los daños que puede acarrear la tarea para su salud. Mientras el buque se hunde, el Gobierno confía en que el fuel que queda en el barco se solidifique gracias a la presión y la temperatura del agua en las profundidades marítimas. El casco de la embarcación se resquebraja, y aparecen una veintena de grietas, según informa el vicepresidente Mariano Rajoy, por las que cada día se vierten 125 toneladas de crudo, los famosos "hilillos de plastilina". Las grietas son selladas mediante cuatro robots teledirigidos y el batiscafo francés "Nautile" en un proceso que duró hasta agosto del 2003. Las 14.000 toneladas de crudo que quedaban en los tanques del buque no fueron extraídas hasta el verano de 2004, pero no sería hasta el 2008, nada menos que seis años después del accidente, que los pequeños vertidos que aún emergían del barco no constituían una amenaza.