Tres presidentes para un Premio Nobel de la Paz que la calle no entiende
La UE recibe en Oslo el Nobel de la Paz marcada por una de sus peores crisis
Como si de un "estreno" se tratara, Van Rompuy, Barroso y Schulz han preparado su acceso al escenario del City Hall de Oslo para evitar que la triple presencia institucional pudiera provocar ningún malentendido.
Los dos primeros se van a repartir el tiempo del discurso y así lo han ensayado. El presidente del Europarlamento no va a poder hablar pero recogerá la medalla oficial. Para los responsables de la Comisión y del Consejo queda el diploma. Un solo documento a compartir a cuatro manos y con traje de gala bajo la atenta mirada de todos los jefes de gobierno que estarán en la sala.
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Merkel y Hollande podrán analizar la situación con Monti, que ha confirmado su presencia en el acto, aunque no está previsto inicialmente ningún espacio para declaraciones ante los medios de comunicación.
El protocolo del acto es muy estricto y la organización del Nobel rechaza difundir la lista de invitados argumentando que corresponde a los gobiernos de la UE precisar quién viajará y quién no, evitando así realizar ningún comentario sobre la ausencia de David Cameron que se ha negado abiertamente a sumarse a este acto aunque Nick Clegg intente representar al Reino Unido.
Contra los "euroescépticos" como alternativa "fácil" en esta crisis se pronunciaron este domingo los presidentes del Consejo, la Comisión y el Europarlamento, aunque su discurso oficial no impresionó a quienes decidieron concentrarse en la calle.
Cerca de 50 organizaciones, vinculadas a movimientos pacifistas noruegos y a grupos cívicos y de izquierda protestaron con discursos y canciones contra la elección del Comité del Nobel por entender que en plena crisis económica "es casi ridículo darle este premio a la Unión Europea". Una concentración pacífica y a seis grados bajo cero que reunió a algunos centenares de críticos.