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FÚTBOL AMERICANO | SUPERBOWL

Los Ravens y los 49ers disputan la Super Bowl en Carrusel Deportivo

La hora de la verdad llegó para los <b>Ravens de Baltimore y los 49ers de San Francisco,</b> que en el Mercedes Benz-Superdome decidirán el domingo al campeón del Super Bowl XLVII, convertido en algo muy <b>''especial''</b> por todo lo vivido en la semana previa al gran partido

El jugador de los Baltimore Ravens Bernard Pierce, en una acción con su rival de los New England Patriots Jerod Mayo(EFE)

Nueva Orleans, por décima vez en su historia, vuelve a ser una de las sedes ''predilectas'' para la celebración del Super Bowl. Pero esta vez llega con un simbolismo único para una ciudad que hace ocho años quedó semidestruida por el huracán Katrina, que también dejó inservible el majestuoso escenario donde los Ravens y los 49ers lucharán por el trofeo Vince Lombardi | Consulta toda la información en la web oficial de la NFL | Sigue en directo la Super Bowl

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Durante toda la semana, Nueva Orleans mostró que ha conseguido recuperar la infraestructura del área turística de su centro, aunque muchos de los barrios periféricos siguen abandonados y con mucho trabajo y problemas que resolver. Pero la celebración del Super Bowl XLVII será una nueva inyección económica más para la ciudad, que espera unos ingresos cercanos a los 500 millones de dólares.

Ayuda importante que no hará desaparecer los graves problemas sociales y de seguridad que persisten en una ciudad ''única'' para la diversión y el ''circo'' del consumismo que se vive durante el mayor evento deportivo del año en Estados Unidos. La seguridad ha sido elemento fundamental para los organizadores del Super Bowl y la policía de Nueva Orleans ha tenido que hacer frente al reto de la presencia de unos 150.000 fanáticos que estarán en la ciudad para el Super Bowl a pocos días del Mardi Gras, la tradicional fiesta que atrae a miles de turistas al Barrio Francés.

Los 1.200 policías de la ciudad trabajarán jornadas de doce horas durante más de tres semanas. Además de los policías, durante la semana del Super Bowl están trabajando 200 patrulleros estatales y unos 100 oficiales de otras jurisdicciones. También habrá agentes federales, incluyendo unos 100 adicionales del FBI, que se mezclaran entre los turistas.

Con la seguridad y diversión ''garantizadas'' los Ravens, campeones de Conferencia Americana (AFC), y los 49ers, de la Nacional (NFC), llegan al Super Bowl XLVII como equipos sorpresas que no estaban en los pronósticos del inicio de temporada. Pero más sorpresa fue la declaración del propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que en un entrevista con "The New Republic" cuestionó la "violencia" del deporte pasatiempo nacional.

"Soy un aficionado al fútbol (americano), pero tengo que decir que si yo tuviera un hijo, tendría que pensar mucho antes de que le deje jugar", declaró Obama. "Creo que hay que hacer algo al respecto". La opinión de Obama ha sido considerada por el mundo de la NFL cuando menos como "inoportuna" al hacerla en la semana previa al Super Bowl, poco "afortunada" y de un gran "desconocimiento" de la realidad.

Con la excepción de algún jugador, el resto de los profesionales de los Ravens y los 49ers han "criticado" y "rechazado" la opinión de Obama y le han recordado que nadie les obligó a jugar al fútbol americano. Además, la mayoría de los 300 jugadores que fueron encuestados por el periódico "USA Today Sports" tampoco están satisfechos con la gestión que realiza el comisionado de la NFL, Roger Goodell.

Los jugadores rechazan la gestión de Goodell con el aumento de multas por golpes que se generan en los partidos y el papel que jugó en la investigación y castigo de la NFL a los Saints de Nueva Orleans en el escándalo de los incentivos económicos a los profesionales que dejasen fuera a determinados rivales. Tampoco le fue bien a Goodell en cuanto a la política que sigue la NFL para garantizar la presencia de más entrenadores en jefe y directivos de los grupos minoritarios, que han sufrido un gran retroceso en favor de los ''anglos'', ni mucho menos en el apartado de lo relacionado con el control del "dopaje", más que cuestionado.

Ante este panorama, el "circo" y la "fiesta deportiva" del Super Bowl no se ven afectados y de ahí que para ver el partido algunos tengan que pagar en la reventa hasta 15.000 dólares por una entrada. El mundo de la reventa, el fraude con la mercancía falsificada de productos relacionados con el Super Bowl y los miles de millones que los estadounidenses se gastan en apuestas ilegales están también garantizados.

Ahora sólo falta que el domingo a partir de las 17.30 locales (23.30 GMT) los Ravens, que llegan a su segundo Super Bowl, y los 49ers, que jugarán el sexto de su historia, definan al campeón. Las apuestas dan como favoritos a los Ravens, con el mariscal de campo Joe Flacco de líder, mientras que el veterano apoyador Ray Lewis, ganador del premio de Jugador Más Valioso en el Super Bowl XXXV, del 2001, espera y desea retirarse campeón tras 17 años como profesional.

Los 49ers, que no juegan el Super Bowl desde 1995 cuando ganaron el quinto de su historia bajo la dirección del ''quarterback'' estrella Steve Young, tendrán como pasador a la revelación Colin Kaepernick, un joven de 25 años que hace dos meses era reserva y es ahora un símbolo en el equipo y la NFL.

Mientras que los primeros grandes triunfadores antes de disputarse el Super Bowl XLVII ya han sido John y Jim Harbaugh, que como entrenadores en jefe de los Ravens y 49ers, respectivamente, han hecho historia al ser los primeros hermanos en el deporte profesional en Estados Unidos que se enfrenten por un título.

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