A la espera del Debate

Madrid

Entramos en la semana del Debate sobre el Estado de la Nación, y nunca antes este debate había tenido como escenario una nación tan estupefacta, indignada, y asqueada. Los casos de corrupción se acumulan y se expanden por las instituciones, y los ciudadanos siguen esperando lo básico, explicaciones, pero sobre todo verdades.

El Partido Popular ha optado por el silencio, cuando no por apelar a una teoría de la conspiración, lo ha hecho Javier Arenas que dice que estos días oye cosas que le recuerdan al lenguaje del 11-M, y ya es curioso que sea el quien utilice este símil. Y en esta teoría se ampara para no dar más explicaciones, y así parece que va a ser hasta el debate del miércoles.

Cree el partido en el Gobierno que no debe dar más explicaciones, aunque se le haya pillado mintiendo. Para combatir esta teoría de la conspiración no hay nada más fácil que mostrar los documentos que avalarían la verdad, la contabilidad para que se puedan contrastar si existen o no los pagos de Bárcenas, el propio documento de Bárcenas. Y si no lo hace la bola de la mentira va creciendo al mismo ritmo que su descrédito.

Ahora tenemos la vista puesta en el debate del miércoles, y es posible que cuando acabe se nos haya quedado a todos cara de tontos. No parece que este enrocamiento de los populares pueda desatacarse en ese foro, en el que además tiene delante a la oposición. Lo descorazonador es que si no es allí donde empieza la catarsis, dónde va a ser. Pero para que esto sea posible los partidos, sobre todo los dos principales, deberían tener la voluntad de poner los intereses del país por delante de los intereses de su propio partido. Mientras esto no pase el país se irá descomponiendo y otro debate que pasará a la historia por su inutilidad.