Puede medir excesos de velocidad hasta los 360 kilómetros por hora desde los 1.000 pies a los que vuelta (unos 300 metros). El «nuevo ojo» de la DGT consta de dos cámaras, una panorámica que facilita el seguimiento y captación de la velocidad y otra de detalle, dotada con teleobjetivo, que permite leer la matrícula del vehículo Este sistema, el primero que existe a nivel mundial, certificado para poder usarse en vigilancia de carreteras, se utilizará principalmente para controlar la velocidad de los vehículos que circulan por las vías convencionales, las que no tienen separación física entre los carriles de ambos sentidos, y en las que suele ser más difícil establecer controles con vehículos equipados con radar para denunciar a aquellos conductores infractores que no respeten la velocidad fijada en la carretera por la que transitan.