Petra de noche
Otra forma de viajar en grupo es posible

Petra de noche e iluminada con velas resulta una experiencia aún más fascinante. Los viajeros de Cadena Ser Viajes pudimos comprobarlo ayer.

La ciudad de lo nabateos nunca defrauda. Pero de noche, iluminada con velas, resulta una experiencia aún más fascinante. Los viajeros de Cadena Ser Viajes pudimos comprobarlo ayer.
El desfiladero es tan estrecho que en algunos recodos casi podrías tocar ambas paredes con las manos. Una hilera de velas a cada lado del camino marca el sinuoso discurrir de esta garganta de piedra encajada entre paredes de arenisca tan altas como la torre de una catedral.
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Hace horas que la noche se apropió de estas montañas jordanas, pero la luna casi llena perfila con una luz lechosa y plateada los relieves de los altivos acantilados. La calidez de la velas espanta la negritud que se derrama sobre del fondo de la garganta. De repente, el Siq, el tortuoso y mágico desfiladero que da acceso a la ciudad de Petra, desemboca frente a la famosa Fachada del Tesoro, que parpadea iridiscencias encarnadas como una vieja pantalla de televisión por el efecto los cientos de velas que los beduinos han colocado en la plaza. Y te quedas boquiabierto ante tal maravilla dando gracias a los dioses del firmamento por haber tenido la dicha de disfrutar de tanta belleza.
Si entrar a Petra es siempre una experiencia que te marca, hacerlo por la noche, con el Siq y la Fachada del Tesoro iluminados con velas mientras un par de beduinos tocan melodías tradicionales es de esas visiones que encogen el alma y humedecen los ojos. Una experiencia que tuvimos el privilegio de vivir ayer el grupo de viajeros de Cadena Ser Viajes que esta Semana Santa estamos recorriendo Jordania.
Aunque tengo que ser sincero, no todo fue tan perfecto. Siempre están los típicos grupos de turistas descerebrados y simplones que pasan los lugares como 'Atila' en un parque temático; haciendo ruidos, molestando con los malditas linternas laser, disparando si cesar sus flashes, chillando y rompiendo la armonía del momento. La socialización de los viajes tiene esas cosas: hay que gente que le sacaría más partido quedándose en casa que viajando para confirmar sus prejuicios.
De todas formas la solución es fácil, cambiar el paso. Entrar el último por el Siq, en soledad, con toda la carga de silencio y cálida negritud para ti solo. Y esperar que las hordas de simplones se larguen para quedarte frente a la Fachada del Tesoro iluminada por las oscilantes candelas para disfrute de quienes entienden que un buen silencio vale más que mil tontas palabras.
Hoy hemos vuelto a Petra para disfrutarla de día. Una larga jornada que nadie del grupo ha querido perderse. Diez horas deambulando entre tumbas nabateas, monumentales fachadas esculpidas en la roca, calzadas romanas pavimentadas con losas de mármol, desfiladeros de roca desnuda... Petra es una de las maravillas del mundo con plena justicia. Un lugar al que hay que peregrinar alguna vez en la vida.
Mañana volveremos para subir al Altar de los Sacrificios. Y luego seguiremos hacia el desierto del Wadi Rum donde nos quedaremos tres días en un campamento estilo beduino para hacer senderismo.
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