Un heroico Barcelona se vuelve de París con un empate agridulce

"En Milán aprendimos lo que no hay que hacer", esas palabras aún resuenan esas palabras en el vestuario del Barcelona y en todos los medios que recogieron declaraciones de cualquier miembro del club en los días previos. Tito apostó por Alexis en lugar de Tello para suplir a Pedrito, un guiño al chileno y una muestra de fe en su trabajo. La variación del Milán fue dejar fuera a Verrati y dar paso a Beckham, fiándolo todo al juego a balón parado

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El partido arrancó equilibrado, nada de largas posesiones, ni de dominios aplastantes. El centro del campo francés apretaba bien, robaba a tiempo y atacaba con tino. Los jugadores blaugranas notaron el arranque del rival, dudaron de su idea y quizás necesitaron más tiempo del habitual para encontrar su fútbol. En ese tiempo el PSG gozó de su primera gran ocasión, y la desaprovechó. Lavezzi sentó a Piqué, encaró a Valdés y estrelló el balón en el poste, atosigado lo suficiente por Busquets.

Se iba entonando el Barça, calentando la sala de máquinas, pero el partido seguía muy vivo. Iniesta rozó la genialidad en un precioso chut con rosca que por centímetros no encontró portería. Empezaba a dejarse entrever que el Barça rehusaba ciertas cosas, como alargar las posesiones, teniendo el balón menos, Piqué y Mascherano estarían alerta. Sin embargo el PSG dispone de armas únicas, una de ellas Lucas Moura, un hábil velocista capaz de llevar el balón más de 70 metros hasta el área rival.

Ibrahimovic tuvo la segunda clara de los parisinos. Un libre directo que derivó en un zambombazo que desvió Valdés. El cancerbero iniciaba así en París una noche envenenada, donde lo haría todo bien salvo su última intervención. El Barcelona no encontraba profundidad más allá de alguna asociación de Alba con Alexis y las llegas de Alves. Precisamente el brasileño fue el arquitecto de la jugada del partido. En una segunda jugada, poco típico en el Barça, en un pase largo, menos típico aún, Dani sirvió un magistral pase con el exterior que dejó a Messi solo ante el Sirigu. 0-1.

Del 0-2 a la lesión de Messi

Unos minutos después, los mismos protagonistas llevarían a cabo lo que pudo ser el segundo del Barcelona. Nada más lejos de la realidad. Messí chutó, por poco no entró, y lo peor, algo se quebró en su pierna. Hasta el ADN Barça se lleva en las lesiones, era el bíceps femoral. El primer tiempo se desvaneció mientras Messi y Tito charlaban en la banda sobre cómo actuar. La solución fue Cesc, que haría de falso nueve.

Sin el argentino, el partido bajó de categoría y el PSG se empezó a sentir más cómodo. La efervescencia blaugrana dio paso a un choque más descontrolado, cargado de balones en largo donde Piqué y Mascherano sufren más. Ancelotti metió a Menez y a Verrati, volviendo al plan inicial, el de la velocidad y el caos en el ataque. Su equipo mejoró y empezó a poner a Valdés a prueba, que desbarató dos ocasiones claras a Ibrahimovic. A la tercera llegó el gol, tras repeler el poste un remate a la salida de un córner, en el rechace, el sueco empató en claro fuera de juego.

Los últimos diez minutos fueron una montaña rusa con opciones para ambos, pero el fútbol tenía cuentas pendientes, muchas aún, con varios de los jugadores. Las primeras en saldarse fueron con Alexis y Cesc. El segundo dio un gran pase al primero, que sacó petróleo en forma de penalti en una desafortunada salida de Sirigu. Xavi hizo el segundo y todo parecía liquidado. La otra deuda por cobrar era con Valdés, siempre brillante en París. Matuidi chutó, Alba desvió la trayectoria y Valdés erró en su intento de atajarlo, recibiendo un gol extraño y agriando injustamente una gran actuación.

Un empate que deja la eliminatoria abierta y con muchos interrogantes. El primero y más determinante es saber si llegará Messi. El próximo miércoles en el Camp Nou, segundo asalto.

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