Cancellara consigue al sprint su tercer "adoquín de oro"
El suizo Fabian Cancellara batió al esprint a su compañero de fuga, el belga Sep Vanmarcke, para coronarse por tercera vez ganador de la París-Roubaix, que cumplía hoy su 111 edición
El suizo hizo buenos todos los pronósticos aunque por una vía imprevista, la del esprint, y se presentó victorioso en la meta con un tiempo de 5h46:13
Nunca un solo corredor había acaparado el cartel de favorito en el "infierno del norte". La superioridad demostrada por Cancellara el domingo anterior en el Tour de Flandes, y las ausencias del cuatro veces ganador belga Tom Boonen, con una costilla rota, y del eslovaco Peter Sagan, que se reserva para la Amstel Gold Race, convertían la prueba en "todos contra Espartaco".
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Después de sus exhibiciones en la E3 Harelbeke y el Tour de Flandes, Cancellara buscara su tercer "adoquín de oro" en un trayecto de 254,5 kilómetros entre París (Compiègne) y Roubaix que incluía 27 tramos adoquinados repartidos en 52,6 kilómetros, un escenario a la medida del suizo.
Sólo su reciente propensión a las caídas -dos en la última semana- ponían un signo de incertidumbre en torno a Cancellara, que remat, además, su segundo doblete Flandes-Roubaix, reeditando el de 2010. La carrera arrancó con una temperatura glacial (cero grados) y con tres corredores que ya estaban en su historial: Cancellara, Stuart O''Grady y Johan Vansummeren.
A 130 km. de meta escaparon a la vigilancia del grupo Steegmans, O''Grady, Hayman y Kortesky. El Quick Step de Cancellara y el Saxo Bank, que confiaba en Breschel, tomaron las riendas del pelotón, que acabó rápidamente con la fuga.
El australiano Mathew Hayman (Sky), el belga Gert Steegmans (Quick Step) y el suizo Michael Shär (BMC) protagonizaron la siguiente fuga, a 60 km. del final pero su ventaja, ya en una fase delicada de la carrera, murió poco después.
Cancellara rehuía los riesgos y se colocaba en cabeza del grupo en los tramos de adoquinado para ahorrarse, además, la inhalación del polvo que desprendía la estrecha calzada de tierra y piedra. Las hostilidades se desataron abiertamente en el decimoctavo tramo de pavés, el cinco estrellas Mons-en-Pévèle, de 3.000 metros, a 47 km. de meta, donde Juan Antonio Flecha se puso al frente para evitar la polvareda.
El Quick Step se propuso endurecer el último tramo de la carrera y complicarle la vida a Cancellara, pero una avería de Sylvain Chavanel le dejó sin su mejor baza. Steegmans volvió a la carga y seleccionó a un grupo de 15, Flecha entre ellos, a 40 km. del final.
Cancellara no perdió los nervios ante los cortes fugaces que se producían en cabeza. A 32 km. tiró para enlazar con el grupo de ocho cabeza de carrera, pero los belgas Vandenbergh y Vanmarcke atacaron, a su vez, para no dar respiro al gran favorito, que se había quedado sin equipo.
A 23 km del final, el suizo volvió a cambiar. Salió en busca de los dos fugados, que marchaban 26 segundos por delante, y en apenas cuatro kilómetros les dio caza, con el checo Zdenek Stybar pegado a su rueda. Quedaban cinco tramos de adoquinado.
Vandenbergh se fue al suelo al chocar con un aficionado en el Carrefour l''Arbre, poco después estuvo a punto de ocurrirle lo mismo a Stybar, de modo que Cancellara se quedó solo con Sep Vanmarcke (Blanco), una situación ideal para Espartaco El belga, consciente de que un segundo puesto también era bueno en la gran clásica del pavés, dio relevos al suizo, que le atacó sin éxito a cuatro km. del velódromo de Roubaix. A 1.500 metros el belga hizo un conato de ataque pero todo quedó para el esprint. Cancellara tomó la rueda de Vanmarcke y en la última curva le batió sin remisión
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