El Supremo confirma 36 años y medio de cárcel para el descuartizador de Aranga
José Ramón Blanco Vila asesinó y descuartizó a dos personas para después tirar los restos a un pozo
El Tribunal Supremo ha confirmado una condena de 36 años y medio de cárcel para José Ramón Koke Blanco Vila, un fontanero de A Coruña que asesinó y descuartizó a dos personas con las que había discutido por temas de drogas para después tirar sus cadáveres a un pozo de Fonteculler. El condenado también tendrá que indemnizar a las familias de los asesinados con un total de 360.000 euros.
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Las dos víctimas fueron a casa de José Ramón Blanco Vila en Aranga (A Coruña) para saldar una deuda relacionada con el tráfico de drogas. Una vez en la cocina del condenado, y con varios adultos y un niño de cuatro años en el salón de la casa, iniciaron una fuerte discusión que terminó con Blanco Vila, fontanero coruñés conocido como Koke, pegando un tiro en la cabeza a cada una de las víctimas.
La Guardia Civil tardó más de medio año en encontrar los cadáveres: Blanco Vila descuartizó los cuerpos, los metió en bolsas, alquiló una furgoneta y los ocultó en un pozo de ocho metros de profundidad en una casa de su propiedad de la localidad coruñesa de Culleredo. Durante el registro a su domicilio la Policía encontró una catana, pero no quedó demostrado que ese fuese el objeto utilizado para descuartizar los cuerpos.
Es ahora la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo quien confirma la condena que ya le impuso la Audiencia Provincial de A Coruña: 36 años y medio de cárcel por dos delitos de asesinato, profanación de cadáver y tenencia ilícita de armas, además de a indemnizar a los familiares de los fallecidos con 360.000 euros en total. En su sentencia, el alto tribunal tumba los argumentos del condenado, que pretendía hacer responsable de los hechos a otra persona condenada previamente por varios delitos de robo, lesiones y violencia doméstica.
Los jueces declaran sobradamente probado que fue Blanco Vila quien asesinó a las dos víctimas y descuartizó posteriormente los cadáveres, indicando que los fallecidos acudieron a su casa "porque era con él con quien tenían algo serio que discutir". De la misma manera, la Sala de lo Penal destaca que no habría sido coherente que Blanco Vila lo hubiera preparado todo para ocultar los cadáveres en su propia casa y después dejar la tarea en manos ajenas.
La justicia también confirma la absolución de las personas que se encontraban en la casa cuando se produjeron los disparos, a los que en un primer momento se les acusó de encubrir al asesino. Uno de ellos cambió su declaración, según explica el tribunal, por el miedo infundido por Blanco Vila.




