Wagner cumple 200 años

Visionario, egocéntrico. Estaba convencido de que era un genio... y lo fue. Toda la música después de Wagner lleva trazas de su obra. Sus notas conllevan peligro de adicción o rechazo. Ningún músico ha despertado tantos sentimientos encontrados.

Un 22 de mayo pero de hace 200 años nació Richard Wagner. Con 16 años y deslumbrado por una ópera a la que asistió decidió dedicar su vida a la música.

Ningún compositor ha tenido una vida tan agitada donde encontró sitio la ruina, el exilio, la cárcel, el escándalo, la huida, el amor turbulento, el fracaso y el más deslumbrante de los éxitos.

Compositor, director de orquesta, dramaturgo, poeta, ensayista... Wagner deseaba convertirse en un artista total, creador de obras de arte totales que en su tiempo llegaron a catalogarse (y es el caso de Tristán e Isolda) como "imposibles de cantar".

Nietzsche lo idolatraba, Hitler también y esta relación todavía persigue su obra.

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Wagner consiguió mover los cimientos de la música y crear la ópera más extensa de la historia, El anillo del Nibelungo, al que dedicó 26 años de su vida y exige, a todo el que lo quiera conocer cuatro noches completas de atención.