Tres destinos (baratos) para viajar y bucear este verano


Viajar para bucear es una de las grandes excusas para moverse. Si te gusta la vida marina, si nunca has visto un arrecife de coral o si eres un enamorado del submarinismo qué mejor que aprovechar las vacaciones para sumergirte en fondos exóticos y ver grandes animales. Cabo Verde, las islas Azores y muy en especial la costa egipcia del Mar Rojo tienen tres cosas en común: sus fondos son ricos en vida marina, quedan cerca de España y tienen unos precios imbatibles. ¿Se puede pedir más?
No solo tiene una de las mejores barreras de coral del mundo. Es que además es el arrecife coralino más barato y más cercano para un submarinista español. No hay ningún otro destino de buceo en un radio de cuatro horas de avión que ofrezca más de 2000 kilómetros de corales muy bien conservados, aguas con buena visibilidad, temperaturas moderadas incluso en invierno, grandes pecios históricos e inmersiones para todos los niveles de buceadores. Y con posibilidad de ver peces de arrecifes, tiburones martillo, grises y punta blanca, mantas-raya y grandes pelágicos. Los precios en la costa egipcia del Mar Rojo son también imbatibles:
Es uno de los grandes balnearios costeros egipcios, situado en la costa continental, unos 500 kilómetros al sur de El Cairo. A principios del siglo XX era un tranquilo poblado de pescadores pero a partir de la década de los 80 sufrió una vertiginosa transformación con la llegada del turismo que cambio, o más bien destrozó, su fisonomía. Hoy, al igual que Sharm el Sheikh, es otra sucesión de hoteles y resorts sin ningún encanto ni planificación urbanística, aunque ofrece kilómetros de playas desérticas y excepcionales condiciones para la práctica del buceo. Existen muchos arrecifes cercanos a la costa, aptos para excursiones de jornada desde tierra, como Shaam el Erg (inmersiones sencillas con corales blandos y duros y mucha fauna de arrecife) y Abu Asís (al sur de Hurgada, una pared con gorgonias y esponjas y mucha vida piscícola, incluidos carángidos y tiburones). El pecio más famoso de esta zona sur del Mar Rojo egipcio es el Salem Express(ver más abajo)
Unos 350.000 submarinistas pasan por aquí cada año, lo que da una idea de sus atractivos submarinos. Sharm el Sheikh es el balneario más famoso de la costa del Sinaí. Situado en el extremo sur de la península y rodeado de la más absoluta nada, los egipcios han creado en esta bahía de aguas transparentes el paradigma del oasis y del centro vacacional a pie de playa. Aunque no tiene mayor interés arquitectónico o histórico, Sharm se ha hecho famoso por los kilómetros de playas que ofrece, por su clima cálido durante todo el año y su facilidades para el buceo. Desde aquí salen todos los días botes al Parque Nacional Marino Ras Mohammed, el punto de inmersión más famoso de todo el Mar Rojo, con más de 200 especies de coral, mil de peces, 40 tipos de estrellas de mar y abundantes ejemplares de tortugas verdes y carey, entre otras especies.
Otros barcos partirán hacia el estrecho de Tiran, una barrera de cuatro atolones coralinos que obstaculiza la entrada al golfo de Aqaba. El cuello de botella que allí se forma crea fuertes corrientes que favorecen la cadena alimentaria. Por eso Tiran es una de las zonas más ricas en biodiversidad, incluidos los tiburones martillo, que suelen cazar en estas corrientes entre julio y septiembre.
De los muchos pecios generados por naufragios naturales o en acciones de guerra en la ruta del norte del Mar Rojo egipcio, el más ilustre, famoso e imprescindible en un viaje de buceo es el S. S. Thistlegorm. Además se puede ir en excursión de un día desde Sharm. El Thistlegorm era un mercante británico de 131 metros de eslora que en 1941 se dirigía hacia el Canal de Suez cargado de armas, combustible, vehículos todoterreno, motocicletas, munición, repuestos de avión, ruedas de vehículos y hasta dos locomotoras destinadas a la octava división armada de Tobruk. Los aviones alemanes lo sorprendieron fondeado en una zona de arrecifes conocida como Sha’ab Ali la noche del 5 de octubre. Un blanco fácil. Dos bombas penetraron en la bodega número 5 y provocaron su hundimiento. Murieron 16 tripulantes. Normalmente hacen falta dos inmersiones para poder recorrer el barco en su totalidad.
El 15 de diciembre de 1991 este ferry de pasajeros con bandera egipcia volvía de La Meca con 1500 peregrinos a bordo (cuando su capacidad total era de 700 pasajeros). Una decisión errónea del capitán provocó que chocara en plena noche con el arrecife de Hyndman, frente al puerto de Sáfaga, su destino. En apenas 15 minutos la vía de agua abierta en proa hizo escorarse al barco, que se hundió como un plomo. Solo hubo 200 supervivientes. Fue una de las mayores tragedias navales recientes. El pecio reposa escorado sobre la amura de estribor en un fondo arenoso de 30 metros de profundidad. La ausencia de colonizadores, dado lo reciente del naufragio, acrecienta aún más la sensación de estar buceando en un lugar extraño. Son visibles coches, maletas, ropas, cochecitos de niño y otras pertenencias de los infortunados pasajeros lo que hace todavía más presente la cercanía del desastre. Accesible en excursiones de día desde Sáfaga y Hurgada.
Princesa Alice, un bajo submarino aislado de la costa en la isla de Pico: abundante fauna. Banco Cóndor, otro bajo submarino frente a la isla de Faial, famoso por el avistamiento de tiburones. Ambrosio, en la isla de Santa María es famoso porque en verano llegan tiburones ballena, cardúmenes de atunes y cientos de móbulas que saltan sin cesar cerca de los barcos de buceo.
Aunque existen puntos de inmersión en muchas islas, donde más desarrollado está el turismo de buceo es en la isla de Sal. La costa noroeste de Sal está llena de buenos lugares de inmersión, con paredes de roca, mucha vida menuda de arrecife y dos de los lugares más recomendables, la Buracona (una cueva) y Lagosta Verde. Hay también varios pecios. La mejor época es de mayo a septiembre. En invierno sopla mucho viento, pero suelen aparecer tiburones toro.
En general, la costa noroeste de la isla de Sal. La Choclasa, un bajo a cuatro kilómetros de Sal. El pecio de KWARCIT-Boris, también en Sal.




