La barrera entre el músculo y la vigorexia

"Algunos piensan que el músculo que se ve en las revistas o en ciertos gimnasios se consigue en meses. Y de ahí la obsesión y el atajo: hormonas, anabólicos con efectos secundarios a corto, medio y largo plazo muy nocivos para la salud y la calidad de vida". El 1'86 metros de altura de Tony está aderezado de 110 kilos de músculo, "llevo 17 años haciendo pesas. La mitad de mi vida".

Si alguien está imaginando eternas repeticiones del mismo ejercicio, se equivoca. Lo más duro, lo peor, asegura este monitor no es eso, "es comer, comer, comer lo mismo todos los días, más el entrenamiento. ¿Comer fuera?. Si vas al cine te llevas un taper, si tus amigos están de copas te vas un momento al coche y vuelves a comer, siempre lo mismo (200 gramos de pollo y 100 de arroz cada tres horas) y para beber agua sin burbujas o bebidas energéticas".

"Lo que se consigue con 4 meses de sacrificio se pierde en unas semanas" advierte Tony que enseña los productos que guardan las despensas de los que aspiran a estar como él: estimuladores de la testosterona, termogénicos, quemadores de grasas, kilos de proteínas de asimilación lenta... y éste es el lado claro de la fuerza, el oscuro, acampa siempre por detrás y lleva en su mochila anabolizantes y hormonas destructivas a largo plazo. "Las víctimas más habituales de la vigorexia y de estos productos son chavales de 20 años que me ven a mí, ven revistas y creen que esto se puede conseguir en dos días".

Los ventanales que separan los tornos de este gimnasio, Altafit Tetuán, de las máquinas de musculación tienen vistas a una coreografia de torsos que bajan y suben discos y mancuernas. Torsos que están muy por encima de la media, como si la especie se hubiera inflado en este semisótano.

"Se miran al espejo y cogen mucho peso y siguen aunque no puedan más. Están obsesionados, sobre todos los chicos, con anabolizantes" comenta Carolina, una de las chicas que más frecuentan este gimnasio y que enseguida relaciona los potenciadores ilegales de los músculos con la esterilidad. Cerca Jorge acaba de dejar una barra con 70 kilos pegada a la pared "trabajo músculo por día. Hoy ha tocado biceps-triceps" y no hay más que ver el efecto: los bíceps de Jorge se salieron hace años de lo "normal" para entrar en el universo de lo francamente llamativo tirando a muy disuasorio. La camiseta que lleva, más que pegada, planchada sobre el cuerpo, deja ver que los pectorales están igual de creciditos; "mi aspecto físico impresiona un poquito, sí". Y después se va; pasa los tornos camino de su trabajo de verdad: es asesor financiero.

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