"El único futuro que se les ofrece a los jóvenes es explotación o quedarse en el paro"

En muchos casos, el emigrante español tiene veintitantos años y sale fuera de nuestro país a buscarse la vida trabajando en lo que puede. Sus familias se quedan aquí, echándoles de menos y mandándoles lo que pueden para que en el extranjero consigan sobrevivir. Padres de estudiantes que han abandonado el país o no pueden pagar las matrículas de sus hijos reflexionan sobre este drama

Mariví trabaja en la oficina del estudiante de la Universidad de La Rioja. Entró en 'Hora 25' hace una semana para contar la angustia de esos padres que no pueden pagar los estudios de sus hijos, que no saben cómo hacerlo:

Pablo Rodilla es el representante 'Juventud sin futuro', un colectivo de jóvenes que nació hace dos años en España a raíz de la situación de precariedad de la juventud en el ámbito laboral, educativo y social en nuestro país. 'Juventud sin futuro' hizo un mapa de los jóvenes que se marchan de España para saber cómo es su vida fuera y se encontraron con una sorpresa: fuera tampoco es todo maravilloso:

Irene está en Reino Unido estudiando inglés porque no encuentra trabajo. Sus padres tienen que ayudarle económicamente. Asegura que muchas veces se ha planteado volver. Estudió Pedagogía pero cuando llegó allí estuvo trabajando de camarera. Lo dejó porque "no le llenaba" por eso ahora aprender inglés es su meta. Tanto ella como su madre cuentan cómo viven la distancia:

Enrique Muñoz se marchó a Berlín en septiembre de 2011 y ha vuelto a España. No se arrepiente pero admite que debía haber ido mejor preparado y reconoce que "no es tan fácil como parece, el choque cultural es bastante importante". Enrique dice que estaba "encabezonado en solo trabajar de lo suyo, pero al final acabó cogiendo cualquier cosa"

Carlos Ramírez tiene 47 años. No pudo estudiar pero sí tenía el sueño de que su hijo lo hiciera. Ahora, con el endurecimiento de los requisitos no sabe si podrá seguir costeando la carrera de su hijo, Ingeniería Aeroespacial. Carlos critica que los planes de estudio son absolutamente demenciales y cree que millones de jóvenes tienen derecho a sentirse insultados porque "el futuro que se les ofrece es explotación o paro".

Santiago Rojo es trabajador de la sanidad pública. Su hijo Sergio estudia Ciencias Políticas y ve su futuro muy complicado. "Sin un Máster hoy en día no se hace nada, pero se escapan de mi bolsillo y del de mi familia. La única manera es optar a una beca y, con las condiciones del Ministerio, este año las he perdido", asegura. Su padre encuentra igualmente un panorama muy triste. Ha perdido el 12% de su masa salarial y admite "le cuesta mucho darle apoyo financiero para un Máster". "No puedo soportarlo económicamente", sentencia.