España elimina a Italia en los penaltis y jugará en Maracaná la final soñada ante Brasil

España no jugó su mejor partido ante Italia, pero se clasificó para la final del domingo en una tanda de penaltis en la que sus lanzamientos fueron inmaculados y en la que solo hubo un fallo en catorce lanzamientos. El de Bonucci. Todos los goles que no pudo hacer la Roja en 120 minutos fueron disparos acertados desde el punto de penalti.

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Ante Italia Del Bosque mantuvo su apuesta por el pivote único, encarnado por Busquets, y por Fernando Torres como nueve. Además, Silva entró por banda para suplir a un Cesc que dejaba a España sin falso nueve ni media punta. El dibujo no terminó de funcionar en la primera mitad, pero no por culpa de España, sino por una Italia dispuesta a que la historia más reciente de los enfrentamientos entre ambas selecciones -sobre todo en la final de la última Eurocopa- no se repitiera.

Cierto es que la Roja pareció más entonada desde el inicio. Su receta era la habitual: controlar el centro del campo con Busquets y confiarse en el buen juicio de Iniesta y Xavi, así como en el juego por las bandas de Pedro y Silva y esperar a que Torres culminara alguna de las que suelen preparar todos los anteriores. Conocedora de los secretos de España, Italia decidió esperar en su campo confiando en su capacidad de recuperación y en su salida a la contra.

Y aunque los del Del Bosque avisaron la primera vez en una combinación entre Iniesta y Ramos, la primera ocasión fue para los italianos. En un saque de esquina, Maggio cabeceó la pelota por encima de la portería de Casillas. Era solo el anuncio de lo que iba a venir. Porque Italia se fue sintiendo cómoda y pronto se hizo con el control de la pelota. Costaba ver a Xavi e Iniesta y Busquets parecía necesitar refuerzos en su zona de influencia.

También estaban pasando apuros los defensas de España, sobre todo los laterales. Italia tenía preparados para ellos unos balones cruzados que muchas veces les hicieron perder su espaldu y que se convirtieron en remates de Gilardino y Maggio. Este último, lateral del Nápoles, fue el que creó más peligro y demostró que Del Bosque no se equivoca cuando apostó por Casillas. Porque en uno de esos balones a la espalda de Alba, Maggio le ganó la posición a nuestro lateral y cabeceó la pelota desde el vértice del área. Llegó el mostoleño para atajar la pelota en una de esas acciones providenciales que suele protagonizar.

El gol rozaba la portería de España. Y casi llega en un balón centrado desde la derecha con tres italianos en boca de gol. Ninguno acertó a rematar. Tampoco despejó ninguno de los defensas de la Roja. Los de Del Bosque no se acordaban de dónde estaba la portería de Buffon, tan fallón en el partido de la fase de grupos ante Brasil. La acción estaba en el marco de Casillas, que se arrimó en otro paradón a Maggio. Eso ocurrió en el minuto de oro de la primera parte, cuando España se reencontró con el peligro en una media vuelta eléctrica de Fernando Torres, que luego disparó a la izquierda del meta italiano. Lo mejor de España en toda la primera parte junto con el trabajo de Casillas.

España se encontraba así ante uno de los partidos más comprometidos de su historia reciente, esa historia que volvió a empezar cuando la Roja atravesó, precisamente ante Italia, la barrera de los cuartos de final de la Eurocopa 2008 para acabar ganando el título. La segunda parte lo confirmó. De entrada, Italia demostró bajar la intensidad. El problema es que España no la elevó demasiado. Y la sustitución de Silva por Navas tampoco terminó de ofrecer la frescura que necesitaban los de Del Bosque.

Se repitió el esquema de los minutos anteriores y España quiso reencontrarse con la pelota aunque no llegó a encontrar las combinaciones que suelen llevar a sus hombres al gol. Iniesta volvió a intentarlo, pero en su jugada individual acabó tirando a la derecha de Buffon. El problema de la Selección es que no atacó mucho más hasta el final del tiempo reglamentario. Sí lo hizo Italia, aunque acusando el esfuerzo físico hecho hasta entonces. De todos modos, en el centro del campo brilló más Pirlo que Xavi. Y las bandas de Candreva, Maggio y Marchisio llevaban más peligro que las de Pedro y Navas.

De todos modos, el canario lo intentó en un balón que controló en la banda izquierda pero que no pudo convertir en gol después de que le tapara Buffon todos los espacios para el tiro. Solo unos instantes antes, Ramos había sacado del área española una pelota que buscaba con peligro el área española.

El partido pasó al modo ida-y-vuelta en los instantes finales de los noventa minutos. Hubo jugadas en las dos áreas. La más lamentada por España, la que culminó Piqué mandando un balón muy por encima del marco de Buffon.

Pero no fue suficiente, como no lo había sido todo lo sucedido hasta entonces. Ni siquiera esa última ocasión con centro de Navas desde la banda y remate de Mata tras una dejada de cabeza de Torres. Ni esa última falta sacada por Xavi para que rematara Ramos en la prolongación. Por eso llegó la prórroga.

En ese tiempo los dos tuvieron sus ocasiones. España, con un once más extraño que nunca, ya que Javi Martínez entró en la posición de nueve por un Torres tocado. La mejor fue para Italia en una contra que Giaccherini mando al palo derecho de la portería de Casillas.

Después del susto, la Roja se proyectó en ataque en una buena combinación de Iniesta con Alba y, sobre todo, con la subida de Piqué y Ramos. Ambos pudieron marcar en una de las jugadas a la desesperada de los campeones del mundo. También Xavi en un libre directo que lanzó por encima de Buffon.

Las ocasiones no terminaron ahí. Xavi también tuvo su propio poste. El disparo con la derecha lo desvió el meta italiano a la madera. Y Mata también pudo marcar disparando un balón que se marchó por la línea de fondo. No se rindió España en ningún momento, pero no tuvo más remedio que ir a los penaltis.

Por Italia acertaron Candreva, Aquilani, De Rossi, Giovinco, Pirlo, Montolivo. Por España, Xavi, Iniesta, Piqué, Ramos, Mata, Busquets y Navas. La clave estuvo en el fallo de Bonucci en el séptimo de Italia. Eso decidió el partido. España jugará el domingo ante Brasil en Maracaná la final soñada. Y quizá, la del próximo mundial.

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