El diario del Tour: día 15, las noches del Tour

Jornada de transición antes del Mont Ventoux, sin suerte para los españoles que se metieron en la fuga buena del día

Ya estamos en Lyon. Como si hubiera pasado un siglo desde la contrarreloj en Mont Saint-Michel, cuando Froome reafirmó su superioridad en un esfuerzo individual de 33 kilómetros a los pies de la abadía. En medio, sólo tres jornadas, casi 800 kilómetros más para completar esa caída en diagonal que hacemos por territorio francés de la Bretaña a los Alpes. Y parece que ha pasado un siglo, realmente. El ataque de Saxo Bank ayer ha servido para recordarnos a todos que esta carrera es muy larga y se gana día a día. Semejante obviedad, la respuesta mecánica de todo ciclista preguntado por las posibilidades de unos y otros. "Esto es muy largo". Ya lo sabemos, sólo que de vez en cuando es bueno que nos lo recuerden.

Y unas horas antes de que suene el despertador y nos subamos al coche camino de la montaña que recuerda en cada curva la memoria de Tom Simpson (repasar su vida, su historia y su final es un ejercicio de cultura ciclista para todos) despedimos la jornada en 'El Larguero'.

Lejos del imponente estudio central de la SER en la Gran Vía madrileña, Cabrera nos apaña un pequeño cuarto radiófonico, cada noche, a los pies de su cama. Uno en el suelo, otro en un colchón o en una silla. Donde haya hueco, según los metros cuadrados de descanso que le hayan asignado en el hotel de turno. Con una línea teléfonica y unos cuantos cables, desperdigados entre las sábanas, damos las buenas noches y cerramos la intensa jornada, la de cada día, en un Tour como este. Y a dormir, que hay muchos kilómetros por delante y una etapa que promete ser apasionante. Eso no depende de nosotros, pero aquí estaremos mañana para contarlo de todas formas, pase lo que pase.

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