Selecciona tu emisora

Ir a la emisora
PerfilDesconecta
Buscar noticias o podcast

Brasil: dos lugares alucinantes (que no visitará el Papa)

Más que un país, Brasil es un continente. Una nación gigantesca, inabarcable y llena de lugares interesantes, más allá de Río y Copacabana. Hoy os traemos dos de ellos nada convencionales. Se llaman Jericoacora y Paraty, el Brasil más desconocido, auténtico y poco masificado, sólo para viajeros sensibles. Como los de Cadena Ser Viajes.

JERICOACOARA

Jericoacoara es casi con toda seguridad el topónimo más impronunciable de Brasil. Y también el más alucinante si nos atenemos a su paisaje y las formas de acceder a él. Se trata de un parque natural situado al norte de Brasil. Uno de los lugares más salvajes y desconocidos de este país-continente, modelado por gigantescas dunas de arena blanca y por vientos imposibles.

Llegar a Jeri, como la llaman sus habitantes, no es fácil. Primero hay que volar hasta Fortaleza, la capital del estado de Ceará, y desde allí seguir en un autobús durante otras tres horas y media. Pero Jeri tiene una particularidad: no hay ninguna carretera que se adentre en el espacio protegido por lo que para salvar los últimos kilómetros hasta el pueblo hay que pasar del bus a un camión todoterreno que te lleva a través de dunas y pistas de arena.

Arena hasta en el comedor

La segunda particularidad de la Vila de Jericoacoara no es que esté rodeada de arena, es que está construida sobre ella. Aquí no hay asfalto, ni aceras, ni taxis, ni alumbrado público. Basta un paseo por la aldea para darse cuenta de que has llegado a un lugar especial. El encanto de Jeri es que apenas ha cambiado desde sus orígenes. De arena son las calles, el suelo de los restaurantes o el patio de los hoteles. Sus habitantes se unieron para impedir que se levantar edificios en altura y se acabara la magia del lugar. Y lo consiguieron.

Jeri es el paraíso terrenal, el culo del mundo, tomado por mochileros y por amantes del surf y del wind surf. Eso sí, si te da tiricia la arena este no es tu sitio.

Surferos y mochileros

Jericoacoara era una humilde villa de pescadores perdida en la costa norte de Brasil hasta que en los años 80 empezaron a llegar los primeros mochileros. Con el tiempo los aficionados al surf y al wind-surf también descubrieron el lugar y comenzó la invasión de jóvenes despreocupados a bordo de furgonetas cargadas de tablas de surf. Un tipo de turistas que no buscaban grandes complejos hoteleros ni zonas de marcha sino una naturaleza intacta. Gracias a ello, Jeri sigue conservando ese sabor de pueblo tradicional que siempre tuvo. Un reducto de neohippismo donde todo el mundo parece ser joven y estar más pendiente del viento y de las fiestas nocturnas que del teléfono móvil.

Cosas que hacer en Jeri

En Jericoacoara se pueden hacer muchas cosas: kite-sur, surf, vela, sandboard (como el snowboard, pero en dunas de arena), alquilar un buggie y recorrer con él las dunas y las lagunas del parque natural haciendo el cabra loca con la tracción 4x4. O subirte a una duna a ver atardecer. Aunque lo mejor es relajarse y no hacer nada. Simplemente disfrutar de un paraje aún inmaculado.

                                                      Fotos: archivo Cadena Ser Viajes y Divulgaçao Embratur/Christian Knepper

PARATY

Paraty es una de las joyas coloniales de Brasil. Un pueblecito encantador con apenas una cuadrícula de calles empedradas y casas de planta baja y vivos colores, a mitad de camino entre Río de Janeiro (250 km) y Sao Paulo (330 km).

Fue una antigua ciudad minera durante la época portuguesa que vivió momentos de esplendor en el siglo XVI como puerto de salida del oro que se extraía en las minas en el vecino estado de Minas Gerais. Innumerables carretas cargadas del preciado metal llegaban a sus muelles para ser embarcadas a Europa mientras otros muchos navíos arribaban con sus bodegas llenas de trabajadores en busca de riqueza y mercancía para las empresas mineras. Todo ese trasiego económico y humano dejó en Paraty hermosas mansiones, un urbanismo de calles rectilíneas adoquinadas con pes de moleque (cantos de piedra irregulares), muchas iglesias y un conjunto urbano de sencilla arquitectura colonial que le han convertido en el lugar favorito de veraneo para cariocas y paulistas.

65 islas y 300 playas

Hoy Paraty es un reducto de bohemios y artistas. Un pueblo con encanto al fondo de una preciosa bahía de la llamada Costa Verde. En vez de mineros y patronos lo que hay ahora son muchos turistas, muchos mochileros, muchos artistas y escritores y muchos jóvenes artesanos de Brasil y países vecinos que se han instalado a vivir y trabajar aquí.

Además de disfrutar de música en vivo en sus muchos cafés, pasear por el pueblo o comprar artesanía, es casi obligado dar un paseo en barca por la bahía de Paraty. Un viaje a ese paraíso que todos hemos soñado alguna vez. Al ver tanta playa e islas solitarias se podía pensar que los portugueses no pusieron la ciudad aquí solo para cargar mineral. Muchas de las islas son privadas, con mansiones de ensueño, pero no hay que preocuparse. Los brasileños aseguran que solo en los alrededores de Paraty hay 65 islas y 300 playas. Imposible no encontrar una para estar solo.

Aprovecha estas vacaciones y disfruta de tu viaje al paraíso brasileño. Playas vírgenes, muchísima naturaleza y un montón de pueblecitos con encanto te esperan. ¿Te animas?

 

Directo

  • Cadena SER

  •  
Últimos programas

Estas escuchando

Hora 14
Crónica 24/7

1x24: Ser o no Ser

23/08/2024 - 01:38:13

Ir al podcast

Noticias en 3′

  •  
Noticias en 3′
Últimos programas

Otros episodios

Cualquier tiempo pasado fue anterior

Tu audio se ha acabado.
Te redirigiremos al directo.

5 "

Compartir