La música de los divorcios
Durante una entrevista telefónica, Josh Ritter me explicó que se sentía muy expuesto tras recurrir al uso de la primera persona a la hora de volcar su divorcio en 'The beast in its tracks', su último álbum de estudio. Ritter se encontró con un giro insospechado en su vida y recurrió a la música como vía de evasión. Esta entrega se compuso en noches largas y muy tristes en las que el de Idaho volcó sus experiencias en canciones profundamente crudas. “Me mantuvo ocupado. No es que me aliviase pero me distrajo. Cuando tienes el corazón roto hay pocas cosas que puedas hacer que te alivien pero mantenerte ocupado es primordial y poco a poco fui estando mejor. Escribir siempre me ha funcionado, hace que el tiempo vuele y es algo que me parece divertido”, me contaba Ritter. “No me ayudó a entender las cosas pero sí a pasar las horas más peligrosas".
Otros trabajos no son tan temáticos o directos, pero enseñan las heridas de los fracasos sentimentales como es el caso de 'Tunnel of love' (Bruce Springsteen, 1986), compuesto por el músico de Nueva Jersey tras su divorcio de Julianne Phillips y que llevó a Springsteen a hablar del amor por primera vez. "No escribí buenas canciones de amor hasta aquel disco", confesaba el músico en su acústico para VH1. En aquel trabajo figura 'Brilliant disguise', una de sus letras más intensas. También pasó por un amargo divorcio Bob Dylan. Su separación de Sara Lowndes dejó cicatrices en las canciones de 'Blood on tracks'(1975), lamentos en 'If you see her, say hello', melancolía en 'You are a big girl now' o cierta rabia con la armónica de 'You are gonna make me lonesome when you go'. Aunque puede que uno de los trabajos más explícitos sea 'Rumours' (Fleetwood Mac, 1977), un álbum donde la ruptura y las rencillas de las relaciones copan la temática de las canciones de un grupo en caída libre.
Hace unos meses, en la actuación de Cody Chesnutt en Madrid, el estadounidense pidió disculpas por no haber tocado ninguna de las canciones de su primer disco. "Esas canciones ya no me representan y harían mucho daño a mi mujer", explicó el músico. Aquellas canciones que se negó a tocar le recuerdan a una etapa en la que destruyó la confianza, ahora renacida, de su esposa con canciones llenas de testosterona y mujeres. Hablando con Ritter, que se disponía a salir de gira, le pregunté sí sería duro volver a la carretera con esas canciones tan confesionales de una etapa dura, o cómo sería cantarlas con el paso del tiempo. “Espero que no me arrepienta de haber hablado de un modo tan honesto, aunque por otro lado me siento orgulloso de haberlo hecho”, explicaba el músico. “Cuando escucho los discos que hice hace diez años hay cosas que hoy haría de otra manera pero no hay nada que cambiaría. En el momento que hice mis otros discos intentaba ser yo mismo, la gente cambia pero el deseo de ser uno mismo es lo que hace que un álbum sea bueno y siga siendo bueno con el paso de los años”, añadió. A pesar del dolor que contiene el disco, cuenta también con el optimismo de 'New lover', un tema que habla de la ilusión de volver a enamorarse, suerte que corrió un afortunado Ritter poco después. Ahora Josh viaja con su disco, con su nueva pareja y con la hija que han tenido juntos. La historia de Josh tuvo un buen final después de todo. "No me lo hubiera creído en los malos momentos, pero ahora soy un hombre muy feliz. Es difícil terminar una relación pero mi vida ha dado un vuelco. Las cosas se pueden derrumbar en un segundo pero me he dado cuenta de que la vida también se puede arreglar en muy poco tiempo", confesaba Ritter desde el otro lado del teléfono.
Estos son tan sólo algunos ejemplos de una temática que ha dado para miles de canciones, canciones intensas que reflejan situaciones por las que todos pasamos con menor o mayor suerte e intensidad. No todos se levantan rápido como Ritter o se regodean en el rencor como Gaye, que dedicó un año y muchas energías a cumplir con el encargo del juez, pero para todos estos músicos y para muchos otros la música ejerció de tabla de salvación durante los momentos más duros, esos en los que los recuerdos te golpean sin ninguna compasión.




