La selección española se asoma al abismo

España volvió a mostrar sus dos caras. Una, la de equipo demoledor y la otra con múltiples despistes y desconexiones. Pese a ello, el conjunto de Orenga estuvo gran parte del partido arriba en el marcador con una gran versión de Rudy Fernández (20) y Marc Gasol (20), agobiado por las faltas. España volvió a sucumbir en un final apretado.

Segunda fase y partido contra una selección mítica como Grecia. Aquí es donde empieza de verdad el campeonato para un equipo que se muestra despiadado en los instantes decisivos. Un bloque para el que los retos son parte habitual de su calendario, una manera de seguir fomentando la exigencia. Enfrente el conjunto heleno llegaba a la cita con la presión propia de un equipo que se está jugando su participación. Su situación en el grupo estaba puesta en cuarentena después de pasar con dos derrotas.

En el calentamiento y en la rueda previa las caras de los españoles mostraban sonrisas, felicidad. Los griegos en cambio llevaban la procesión por dentro. Suena el pito, arranca el partido y los nuestros se lanzan a divertirse, a disfrutar de lo que más les gusta. Esa sensación se transmite muy rápido a la cancha, con un acierto y una soltura en ataque que no se había visto en todo el torneo. Un primer cuarto casi perfecto.

Marc Gasol domina por dentro, mientras le dejan, entre golpes en la cara y un Kavvadas cuyo cometido se reduce a pararle como sea. Rudy Fernández está pletórico: triples y mates que muestran su mejor cara. El único lunar en el equipo de Orenga es la segunda falta de Gasol en el primer cuarto, más cuando el técnico español -sin revisar el 'libreto' del baloncesto- decide mantenerle en pista. Un riesgo mayúsculo. Las consecuencias no tardan en llegar: Marc comete la tercera y España se encuentra en un aprieto. Aun así, el segundo bloque español, con San Emeterio y Claver excelentes, mantiene a España 10 arriba al final del primer cuarto (16-26).

La selección carburaba al cien por cien, todos aportaban, especialmente en el rebote, con la ausencia de nuestro pilar interior. Todo parecía de cara hasta que el conjunto español se atragantó con tanto que llevarse a la boca. El combinado nacional se encontraba ante el reto de sobrevivir a la ausencia de Marc, descartado hasta la segunda parte. Víctor Claver, cargando el rebote ofensivo y Rudy eran las dos referencias en un ataque que no producía lo suficiente para aguantar el chaparrón heleno. Con seis triples el ánimo griego estaba desbordado, el parcial de 25-12 hacía saltar las alarmas en España, tres abajo al descanso.

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Los jugadores españoles volvieron en la segunda parte con Marc Gasol otra vez entre los titulares. Una decisión nuevamente arriesgada de cara a un hipotético final ajustado, aunqueOrenga decidió jugársela a esa carta. Y le salió bien. La defensa española volvió a recordar porqué es la mejor del campeonato mientras Grecia agotaba las posesiones sin tirar. Víctor Claver seguía dando una versión mejorada de sí mismo con 9 puntos y 11 rebotes. En ataque el guía era Rudy al que tanto hemos pedido que se destape como anotador y que ya llevaba 17 puntos en el tercer parcial.

El cuarto era de color hispano con Marc Gasol recuperando el tiempo perdido, incluido un triple que nos colocaba 7 arriba. Antes había recibido una antideportiva de Kavvadas, que hubiera descolocado la mandíbula de cualquiera, pero que para él fue solo una 'caricia'. Grecia veía de nuevo a sus fantasmas y Printezis era el único que sostenía la moral.

El último cuarto comenzó con un triplazo de Rudy que nos distanciaba a 8 y desencadenaba las esperanzas de todos. Pero el final del partido iba a seguir el guion del resto del encuentro: un cuarto para cada equipo. Grecia, comandada por un Spanoulis amo y señor del juego con 20 puntos, impulsó a los suyos para colocarse por encima en el electrónico. España resistía con Gasol jugando fuerte en la zona y aguantando con las tres faltas.

Cinco últimos minutos y empate a 64, un partido nuevo. Los últimos instantes fueron una sucesión de malas decisiones españolas que recordaron a la derrota contra Eslovenia. El peor momento para cometer errores y los nuestros no andaban finos. Para colmo Claver era expulsado con su quinta personal y Mumbrú no podía frenar a su par, Kaimakoglou. La puntilla nos la dio Bramos que, con una canasta sobre la bocina y un triple, sentenció a una selección española que se jugará su futuro contra Finlandia e Italia.

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