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Yo, de muerto, quiero ser 'dummy'

Por primera vez un laboratorio español va a utilizar cadáveres, en vez de maniquíes, para investigar lesiones y diseñar nuevos sistemas de seguridad

Los 'dummies' son los muñecos o maniquíes que se utilizan en las pruebas de choque(GETTY)

Los 'dummies' son los muñecos o maniquíes que se utilizan en las pruebas de choque

Los 'dummies' son los muñecos o maniquíes que se utilizan en las pruebas de choque para comprobar las reacciones del cuerpo humano ante un accidente de tráfico. Este mes un laboratorio español, que depende de la Universidad de Zaragoza, se convertirá en el séptimo del mundo en utilizar cadáveres para investigar nuevos sistemas de seguridad para vehículos.

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Hay 'dummies' de diferentes tamaños y pesos para simular el cuerpo de un hombre, una mujer, un niño, un anciano. Parecen simples maniquíes pero son máquinas muy sofisticadas llenas de sensores, capaces de imitar el comportamiento de las partes más delicadas del cuerpo humano. Son muy útiles, pero ya no son suficientes.

Por primera vez un laboratorio español va a utilizar cadáveres, en vez de maniquíes, para investigar lesiones y diseñar nuevos sistemas de seguridad para vehículos. En estos momentos sólo hay seis centros en el mundo certificados para hacerlo (cuatro en EE.UU y dos en Europa). Éste, que depende de la universidad de Zaragoza, comenzará los ensayos en unos días.

Se trata del Laboratorio de Tecnologías y Sistemas para la Seguridad en Automoción (Tessa) con sede en el parque tecnológico del circuito Motorland de Alcañiz (Teruel). Juan José Alba, el director del laboratorio, nos ha dicho que los cadáveres permiten obtener más datos y más certeros sobre las consecuencias que provocan los impactos de vehículos. Podrán, por ejemplo, comprobar cómo afectan a tejidos y órganos diferentes tipos de colisiones en accidentes de tráfico. De esta forma podrán afinar el diseño de nuevos sistemas de seguridad que se podrán incorporar a los vehículos para salvar vidas o reducir lesiones en accidentes reales.

Desde el laboratorio recuerdan que su experimentación siempre es informada. Cuando el futuro donante suscribe el deseo de ceder su cadáver a la ciencia, tiene que marcar una casilla específica donde se le informa de que una posibilidad es que su cuerpo sea utilizado, por la Universidad de Zaragoza, para investigar accidentes.

Los donantes tienen que saber, dice Juan José Alba, que "con su donación están permitiendo años de avance en el conocimiento y que gracias a personas como ellos hemos conseguido diseñar los cinturones de seguridad, los airbag, los pretensores...que salvan miles de vidas en el mundo cada año."

 
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