Un paseo por la belleza desgastada de la memoria

Recorremos junto a su autor, Ángel Hidalgo Malagón, la exposición La Belleza Desgastada de La Memoria (Alcázar de Toledo). Se trata de casi una treintena de fotografías seriadas, que casi parecen pinturas y que en su mayoría recogen ventanas, puertas y objetos, como una silla o una escoba. Todo ello hallado "tal cual" en casas, corrales y otros edificios abandonados que conforman el paisaje de Urda (Toledo), su localidad natal.

"Yo hago estas fotografías con el corazón de manchego. Quiero que sean pinturas, además de fotografías. Y así las veo yo". En sus fotos no hay títulos, sino motes. Motes de los dueños de cada edificio recogidos por su cámara, cada uno con su historia particular. "Este es el cabecero de mi vecina Tomasa la tronchá. Y este es un trozo del corral de mi vecino Agapito el marica, cuyas hijas vinieron a la inauguración de la exposición. O la silla de Apolonia la catola..."

En todas las imágenes, un denominador común: casas, corrales y otros edificios abandonados de Urda por los que ha pasado el tiempo y éste ha dejado su imborrable huella. "Hay una anécdota muy curiosa con la propietaria de una de las casas. Al verlas se escandalizó y me dijo que cómo no le había dicho nada porque hubiera encalado un poquito. Si llega a encalar, yo no hubiera podido hacer esta foto".

Puertas, ventanas y edificios, cada uno con una historia, una vivencia, un recuerdo en la mirada de este urdeño. "Es mi visión mi mirada. Estas fotos no tienen ningún tipo de photoshop ni nada. No soy un técnico de la fotografía, soy un tomador de imágenes sin más".

Fotógrafo del color y de formas, de líneas, de estructuras, Ángel Hidalgo lleva 4 años dedicado a la rama artística de la fotografía pero sus "cuadros" ya han viajado, por ejemplo, a los pasillos de la Universidad del Salvador, en Buenos Aires.

"La belleza desgastada de la memoria", de Ángel Hidalgo Malagón. En la Biblioteca de Castilla-La Mancha, en el Alcázar de Toledo, hasta el 15 de noviembre.