"Viven en una precariedad y dureza de vida en grado sobresaliente"

Esteban Velázquez es jesuita y responsable de la delegación de inmigación del Arzobispado de Tánger en Nador. Convive día a día con inmigrantes que intentan cruzar la frontera en Melilla. La ayuda que se les proporciona abarca desde plásticos para protegerse de las inclemencias meteorológicas hasta medicinas. El sacerdote explica que a pesar de que haya algún intento fallido a la hora de cruzar hacia España, los inmigrantes no se rinden.

Los inmigrantes que aguardan para intentar cruzar la frontera con España en Melilla viven en unas condiciones muy duras. La dioécesis de Tánger los ayuda con mantas, plásticos, alimentos y también medicinas. Este jesuita nos relata que se ha intensificado la presencia policial en la zona, sobre todo en el Gurugu. Cuando se produce un intento de paso (Esteban Velázquez rehúsa usar la palabra salto), los inmigrantes sufren dos tipos de traumas: fisicos y psicológicos. Entre los primeros destacan sobre todo heridas en la cabeza, pérdida de ojos e incluso de algún miembro.

Si se produce un intento fallido de entrar en España, ellos no se rinden; señala este jesuita. Lo intentan una y otra vez porque su psicología es de no retorno, de que han hecho un largo camino que no puede quedar en nada después. Estas personas provienen en su mayoría de Mali, Guinea Conakry o Nigeria, pero también se han dado casos de somalíes, que huyen de la situación en el país.