En las últimas dos semanas Amnistía Internacional ha estado investigando la ola de violencia desatada en la República Centroafricana después de que, la madrugada del pasado 5 de diciembre, los «antibalaka» (antimachete en sango, la lengua local) mataran a unos 60 hombres musulmanes en la capital , Bangui. Como represalia, los Séléka (los grupos armados musulmanes que apoyan al gobierno de facto de Michel Djotodia) asesinaron a casi 1.000 hombres en dos días y saquearon, sistemáticamente viviendas de la población civil. Pese a la presencia de las fuerzas militares francesas y de la Unión africana, enviadas para proteger a la población civil, desde el 8 de diciembre han muerto 90 personas más, denuncia la organización de derechos humanos. Se están cometiendo crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en la República Centroafricana, concluye Amnistía Internacional tras estas dos semanas de investigación; crímenes como ejecuciones extrajudiciales, mutilación de cadáveres , destrucción de edificios religiosos, desplazamientos forzosos... En un país de poco más de 4,5 millones de habitantes hay 614 mil desplazados internos, 189 mil solamente en Bangui, lo que supone la cuarta parte de la población de la ciudad. Amnistía Internacional pide a Naciones Unidas el despliegue de la una fuerza de paz sólida, con un mandato claro para proteger a la población civil y recursos suficientes para hacerlo efectivamente. «Pedimos a la ONU que acelere sus planes de crear una comisión de investigación sobre estos crímenes y, por otro lado, pedimos que las fuerzas extranjeras o quién sea desarmen a las milicias y protejan a los civiles» dice Olatz Chacho, de AI España. La Unión Africana ha prometido el despliegue de 6.000 efectivos en una nueva fuerza de paz que ,hoy mismo, tiene previsto asumir la autoridad También hoy Human Rights Watch (HRW) ha advertido de que la República Centroafricana ha entrado en «ciclo de asesinatos y represalias» de carácter sectario que podría descontrolarse y ha pedido al Consejo de Seguridad de la ONU que actúe rápidamente «para frenar esta catástrofe en evolución». El informe de HRW presentado este jueves está basado en una investigación sobre el terreno en la provincia de Ouham, al norte de la República Centroafricana , y ha documentado el incremento de la violencia desde septiembre de este año y casos como una madre fue obligada a ver como los «antibalaka» degollaban a su hijo de 3 años , a otros dos niños de 10 y 14 años y a un familiar adulto, todos ellos varones musulmanes .