España solventa la ausencia de Aginagalde con un eficaz defensa
La selección española de balonmano arrancó su participación en el Campeonato de Europa de Dinamarca con una cómoda victoria 34-27 sobre Hungría
Consciente de la merma que supone la ausencia en ataque del pivote Julen Aginagalde, en especial ante defensas cerradas como el 6-0 que practican los húngaros, el conjunto español salió más aplicado que nunca en defensa
Tal y como demuestran los tan sólo dos goles (6-2) que encajó España en los primeros diez minutos de juego, gracias a la actividad frenética de la defensa española, que bloqueó hasta en tres ocasiones los lanzamientos, y sobre todo al buen hacer del portero José Manuel Sierra.
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El guardameta del París Saint Germain despejó cualquier duda que pudiera existir sobre la existencia de un relevo de garantías para el lesionado Arpad Sterbik con tres soberbias paradas, dos de ellas a lanzamientos de seis metros, iniciales.
Pero la duda estaba en ataque, en saber la capacidad del conjunto español para reinventarse en ausencia de Aginagalde, pieza básica en los esquemas ofensivos del conjunto español en los últimos grandes campeonatos. Una ausencia que obliga a España a dar todavía una vuelta más a su ya tradicional juego combinativo, con constantes cruces y permutas en busca de crear los espacios suficientes a la primera línea o bien hacer llegar el balón a los extremos y pivotes.
Precisamente en los jugadores de segunda línea encontró la selección española el mejor camino para superar la defensa magiar, gracias a la efectividad de Víctor Tomás, así como a la grata sorpresa que supuso el rendimiento tanto de Gedeón Guardiola y Juan Andreu en la línea de seis metros. Y es que si Guardiola anotó dos de los tres lanzamientos que intentó en la primera mitad desde el pivote, Andreu saldó los primeros treinta minutos de juego con un gol y dos penaltis forzados.
Efectividad que permitió al conjunto español adquirir mediada la primera mitad con una renta de seis goles (9-3) coincidiendo con una doble inferioridad de Hungría, tras las exclusiones consecutivas de Tamas Mocsai y Barna Putics.
Sin embargo, una nueva exclusión, esta vez en contra del equipo español, permitió lo que parecía imposible, que la hasta entonces gris Hungría se enganchase de nuevo al partido (9-7) con un parcial de 0-4, que obligó a pedir de urgencia un tiempo muerto al seleccionador español Manolo Cadenas. Pero las palabras del técnico no bastaron para frenar la caída del equipo español, que a ocho minutos para la conclusión de la primera parte veía reducida a tan sólo un tanto (10-9) su ventaja en el marcador.
Un momento delicado que España superó como siempre, eso sí, ayudada en esta ocasión por una nueva exclusión de Putics, a base de defensa y más defensa, que volvió a entonarse en el tramo final de la primera mitad, lo que permitió a los "hispanos" marchase al descanso con una máxima renta de siete goles (17-10) tras un parcial de 7-1.
Renta que la selección española, pese a su evidente bajón en el arranque de la reanudación, mantuvo siempre en un número no inferior a los cinco goles, margen de seguridad suficiente para vivir con cierta tranquilidad el resto del encuentro. Tiempo que no desaprovechó el capitán español Raúl Entrerríos para dar una auténtica lección del repertorio de los movimientos y recursos que debe manejar un central, una posición en la que sin duda el menor de los Entrerríos figura entre los mejores del mundo. Argumento más que suficiente para que el conjunto español mantuviese las diferencias, para apuntarse por 34-27 su primer triunfo en el Europeo.
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