Karni Mata, el templo de las ratas
Érase una vez… una mujer india, reencarnación de una diosa hindú, que a su vez se reencarnó en rata. Éste galimatías podría ser un buen comienzo para explicar la historia de uno de los templos más singulares del planeta: Karni Mata, un lugar santo ocupado por más de 20.000 ratas que son veneradas como auténticas deidades.
En el estado indio de Rajastán, al noroeste de La India, se sitúa la pequeña localidad de Deshnoke, unos 30 kilómetros al sur de Bikaner. Está ciudad pasaría desapercibida dentro de la región más turística del país sino fuera porque aquí se encuentra el famoso templo de las ratas.
Karni Mata, la mujer que da nombre al templo, fue la reencarnación de la diosa hindú Durga (diosa del poder y la victoria), reencarnación más popular de Devi, el aspecto femenino de la divinidad. Cuando murió Karni Mata se reencarnó en rata y se la dedicaron dos templos: el Shri Manshapurna Karni Mata, situado en Udaipur, y el famoso templo de Deshnoke.
Erigido en estilo mughal tardío, el mismo que se empleó para levantar el Taj Mahal, su construcción empezó hace más de 600 años y no se completó hasta principios del siglo XX. Desde fuera Karni Mata parece un templo indio más, sin grandes peculiaridades. Compuesto por una muralla para acotar y proteger el recinto sagrado, éste consta de una elaborada fachada de mármol con dos grandes portones de plata que mandó colocar el Maharaja Ganga Singh (1880-1943).
Desde fuera parece un templo hindú convencional. No obstante, Karni Mata es un lugar especial, ya que aunque en la India se veneran animales como las vacas o se le “regalan” templos a los monos. En ningún lugar sagrado existe una devoción tan fuerte por un animal asociado a suciedad, plagas, enfermedades y tradicionalmente repudiado por el hombre, como es la rata.
Cuando se traspasa la muralla que rodea al templo todo parece normal, sin embargo, al entrar en el patio interior se empiezan a ver los primeros movimientos de roedores yendo de acá para allá. No obstante, la plétora “ratuna” se produce en el interior del propio templo donde miles de “kabbas” (ratas sagradas, para los indios) ocupan todos los rincones del recinto. Están las que corretean por el suelo escurridizo, las que optan por dormir subidas en lo alto de las verjas y barandas, las hay que dan la sensación de estar muertas o acartonadas en las esquinas, algunas se amontonan encima unas de otras, otras beben de los grandes platos de leche que les han puesto como ofrenda los fieles, e incluso hay algunas que presentan una gran actividad y vigor y corren a toda velocidad por los pasillos.
La escena se completa con los grupos de fieles y peregrinos que han ido hasta allí a ofrecer sus respetos a Karni Mata y con los grupos de turistas desvalidos que han hecho de tripas corazón para superar el repelús que da el lugar. Porque al templo de las ratas hay que entrar descalzo y tener mucho cuidado en no pisar o herir a los animalitos, puesto que aquel que maté a una de ellas deberá reemplazar su pérdida con una estatuilla de oro o plata en forma de rata.
Asimismo, si se consigue visualizar alguna de las cuatro o cinco ratas blancas que hay por el templo se tendrás suerte de por vida. En caso de no verla uno se puede conformar con dejar que uno de los miles de roedores pase por encima de su pie, ya que según la tradición eso también atrae a la fortuna.
Si Jaipur, Jodhpur, Udaipur, Jaisalmer, Pushkar o el desierto del Thar, no fueran motivos más que suficientes para viajar a Rajastán; el templo de Karni Mata se une a la lista, ¿te atreves a ir en busca de la rata blanca?
COMO IR
La mejor forma de llegar hasta este templo es mediante bus o un taxi cogido en Bikaner, e un recorrido de unos 45 minutos. Se recomienda hacer una excursión de un día y pasar la noche en Bikaner, puesto que cuenta con alojamientos mejor preparados. Puedes disfrutar de un circuito espectacular por la India donde descubrir grandes rincones y con las visitas incluidas a numerosos monumentos