Fernando Alonso inicia un nuevo intento para convertirse en tricampeón del mundo
Arranca en Australia el Mundial 2014, un campeonato cuyo inicio está marcado por el escaso rendimiento que han mostrado los Red Bull en las pruebas de pretemporada
Desde 2006, cuando se convirtió en el bicampeón más joven de la historia, Alonso no ha parado de pelear por sumar un título más a su palmarés. El español no ha podido lograr su objetivo, pero este año vuelve a subirse a su Ferrari para intentarlo. Su talento y el rendimiento visto a los Red Bull en pretemporada permiten considerar al español tan favorito o más que Sebastian Vettel, ganador de los cuatro últimos mundiales.
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Siete son las temporadas que han transcurrido desde que Fernando Alonso conquistó en Brasil su segundo título mundial de pilotos de Fórmula 1. Todo este tiempo ha estado plagado de grandes actuaciones del español, que desde entonces ha ganado 17 carreras, pero también ha estado marcado por la frustración que ha supuesto quedarse más de una vez a las puertas de un tercer título con el mérito de haber plantado cara, aunque sin el éxito deseado, a un monoplaza mucho mejor como es el Red Bull de Sebastian Vettel.
El primer intento de Alonso por ser el tricampeón más joven de la historia lo hizo al volante de un McLaren. El español podría haber ganado el título -y no sin cierto margen- de no haber sido por tener que compartir protagonismo en la escudería británica con un novato Lewis Hamilton al que McLaren casi siempre trató mejor que al piloto que había conquistado los dos últimos mundiales. Al final, los puntos que se fueron robando Alonso y Hamilton terminaron convirtiendo en campeón al finlandés Kimi Raikkonen, hoy compañero del español en Ferrari. Ganó con un punto de ventaja sobre los dos pilotos de McLaren. Fue el primer intento fallido de Alonso para conquistar de nuevo el mundial.
Los dos siguientes no pueden ser considerados como tales intentos. Porque Alonso salió huyendo de la quema de McLaren volviendo a un Renault que ya no era el equipo competitivo con el que se había proclamado campeón. De hecho, Alonso fue quinto en 2008 y noveno en 2009, año en el que ganó dos carreras. Pero en una de ellas, la de Singapur, Renault protagonizó uno de los mayores escándalos de la última década, el accidente sufrido de forma intencionada por su segundo piloto Nelsinho Piquet.
Ferrari fue el siguiente destino para un Alonso que llevaba mucho tiempo esperando vestir los colores rojos de la escudería del cavallino rampante. Se suponía que la alianza entre el mejor piloto y la mejor escudería daría como resultado el tercer título mundial para el español. No fue así, porque el mundo de la F1 asistió a la irrupción de Red Bull, que terminó conquistando el mundial para Sebastian Vettel en una última carrera, la de Abu Dabi, dramática para Alonso después de copiar la estrategia de Mark Webber para dar vía libre al primer título del alemán.
La temporada siguiente Red Bull consolidó su dominio y Ferrari dio un paso atrás, lo que se tradujo en la cuarta posición de Alonso en la clasificación final. Con todo, el asturiano volvió a demostrar que no estaba dispuesto a rendirse y protagonizó dos intentos más de derribar al gigante en el que se había convertido Red Bull.
En el primero estuvo a punto de hacerlo. De hecho, en la última prueba del Mundial hubo varias vueltas en la que Alonso era ganador virtual del Mundial después de que Vettel sufriera un incidente en la salida que le relegó a las últimas posiciones. Era la temporada 2012, en la que Alonso mantuvo a su Ferrari con opciones de ganar el título final a pesar de que los monoplazas rojos demostraban carrera tras carrera que no estaban al nivel que los de la bebida energética. El intento fue, de nuevo, en vano y Alonso acabó segundo en la clasificación final a solo 3 puntos de Vettel, que lograba su tercer entorchado.
La última intentona de Alonso por el campeonato terminó siendo finalmente una lucha por la segunda plaza. Porque a pesar de que Red Bull no arrancó la temporada tan en forma como en las tres anteriores, en la segunda mitad del año demostró un dominio aplastante que se tradujo en nueve victorias consecutivas de Sebastian Vettel.
Los cambios que se han introducido este año en el reglamento, que afectan a la aerodinámica, consumo y potencia de los monoplazas, pero sobre todo a su fiabilidad, parecen haber pillado en fuera de juego al equipo ganador de los últimos cuatro títulos. En los test de pretemporada los Red Bull no solo no han conseguido rodar rápido, sino que se han pasado más tiempo en los boxes que en los trazados sin poder hacer siquiera vueltas para probar su rendimiento.
En la primera rueda de prensa de la temporada, Sebastian Vettel ha reconocido que su escudería todavía tiene mucho trabajo por hacer, pero los hechos demuestran -sobre todo la temporada pasada- que Red Bull es una escudería con capacidad para hacer evolucionar sus monoplazas.
La fiabilidad, en cualquier caso, no es una incógnita solo para los Red Bull. Ninguna escudería está segura de que sus monoplazas sean capaces hoy por hoy de terminar una carrera. Ni siquiera Mercedes, que ha hecho una buena pretemporada. Tampoco Ferrari, como ha puesto de relieve Fernando Alonso en la primera comparecencia previa al GP de Australia que se celebra este domingo. "¿El favorito para el Mundial? No tengo ni idea de quién es el favorito. Estamos aprendiendo y desarrollando el coche cada día. Es un poco desconocido para todos. Necesitamos poner todo junto, maximizar lo que tenemos y ver dónde estamos", ha señalado.
La primera carrera de esta temporada dirá si los Mercedes están tan bien, si los Ferrari son competitivos y, sobre todo, si los Red Bull están tan mal. Será una primera toma de contacto con un Mundial en el que todos los aficionados esperan que Fernando Alonso termine conquistando, esta vez sí, su tercer título de pilotos.
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Alfredo García
Coordinador digital de las emisoras de la SER. Anteriormente, y durante más de una década, fue responsable...