Día mundial del sueño

Se duerme peor desde que estalló la crisis. Desde 2009 han aumentado las consultas por trastornos del sueño derivados del agobio económico y los problemas del paro y afectan a todas las clases sociales. Desde el mileurista hasta el empresario, según constata la doctora Milagros Merino Andreu, coordinadora de la unidad de trastornos neurológicos del sueño del Hospital Universitario de La Paz de Madrid.

Los españoles estamos a la cabeza de los europeos que menos duermen porque tenemos más luz solar cómo todos los del sur y en los últimos tiempos se ha notado que nos vamos más tarde a la cama porque se ha retrasado el "prime time" televisivo, que ahora empieza a las diez y media de la noche.

Rompiendo el tópico de la siesta

En contra de lo que se piensa el español no duerme la siesta, salvo en vacaciones, por imperativo laboral y estilo de vida. Estudios recientes sí demuestran sus beneficios: aumenta la productividad, la creatividad y la capacidad para resolver problemas pero tiene que ser corta. No más de media hora. Si nos pasamos se altera el sueño nocturno. Entre los famosos aficionados a la siesta, Winston Churchill. La descubrió en Cuba y la puso en valor en los días aciagos de la Segunda Guerra Mundial cuando a las dos de la madrugada "estaba como una rosa" ante la sorpresa y el agotamiento de sus más directos colaboradores.

Más infelices y más feos

La doctora Milagros Merino confirma la relación directa entre el sueño y la felicidad. "Si dormimos mal perdemos memoria pero olvidamos sobre todo lo bueno y nos quedamos con lo malo, lo negativo". Eso explicaría la expresión de "consulta con la almohada" porque todo se ve mejor después de un sueño reparador. Además, cuando dormimos mal no sólo estamos más feos, porque tenemos más ojeras y arrugas, sino que vemos más feos a los demás.