El rey se ha mostrado visiblemente emocionado al dar su último adiós al primer presidente del Gobierno de la democracia, Adolfo Suárez, en la capilla ardiente instalada en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados. Junto a la familia real, los expresidente del Gobierno, y buena parte del ejecutivo del Gobierno de Mariano Rajoy, destacó la visita a la capilla ardiente de Jordi Pujol y Artur Mas. Caminando con su bastón, don Juan Carlos se ha acercado al féretro, acompañado de la reina y de su hija mayor, la infanta Elena. Con el rostro serio, ha inclinado la cabeza en señal de respeto y ha permanecido frente al ataúd durante unos 10 segundos, algo más que el resto de autoridades que han despedido también a Suárez. El primero en rendir homenaje a Suárez ha sido el expresidente del Gobierno más reciente, José Luis Rodríguez Zapatero, seguido de Felipe González y José María Aznar. Los tres se han detenido ante el féretro cubierto con la bandera de España y han inclinado la cabeza en señal de respeto. Después han pasado frente al féretro distintos ministros del Gobierno, empezando por Alberto Ruiz Gallardón, Jorge Fernández Díaz, Ana Pastor, José Manuel Soria, Ana Mato y Fátima Báñez, quienes se santiguaron al pasar ante Suárez, como también hicieron el presidente del Congreso, Jesús Posada, y la reina y la infanta Elena. Más tarde eran los príncipes de Asturias los que acudían a la capilla ardiente. Don Felipe no ocultaba su tristeza por la pérdida del primer presidente de la Transición, al que «hay que agradecerle todo». Pujol y Mas acuden a la capilla ardiente Entre las visitas a la capilla ardiente destacaron las del expresidente catalán Jordi Pujol, y el actual, Artur Mas. Este último destacaba que en este momento hacen falta políticos que reproduzcan sus valores y que, como hizo él, no miren «hacia otro lado» y afronten los problemas arriesgándose, aunque se quemen o les quemen. Mas ha destacado que Suárez tuvo «una gran visión en momentos muy difíciles» y que actuó con «auténtico sentido de Estado, »mucha audacia, coraje político y personal, y generosidad«, anteponiendo el »interés general del conjunto del Estado« al suyo propio y al de su partido y »acabó quemándose«. »O le quemaron, ha añadido. Por su lado, Pujol se ha congratuladode que, al menos al final, la sociedad española en su conjunto haya sabido valorar el papel que el expresidente Adolfo Suárez jugó en la historia de España, y que es fundamental como «referente» para la memoria colectiva del país. «Éste es un día muy positivo. Pudiera incluso decirse que es un día que mucha gente podría vivir con una cierta alegría. Esto les puede sorprender, les parecerá un contrasentido, pero no lo es, porque es bueno para la sociedad, para el país y, evidentemente, para su familia ver que una persona en el momento de morir suscita tanta adhesión sincera», ha comenzado Pujol. El padre de la Constitución Miquel Roca ha sido uno de los que más ha replicado el discurso de Mas, quien ha elogiado el gran servicio al país que hizo Adolfo Suárez y ha considerado que «hoy no toca» intentar instrumentalizar la figura del expresidente del Gobierno. Colas kilométricas Las colas en torno al Congreso se han multiplicado a lo largo de la tarde y no han dejado de acudir los ciudadanos que han llegado incluso a esperar cinco horas en fila para despedir a Adolfo Suárez. Cerca de 12.000 personas han guardando una cola de varios kilómetros en el Congreso para rendir un sentido homenaje en la capilla ardiente al primer presidente del Gobierno de la etapa democrática. El expresidente del Gobierno Adolfo Suárez será despedido este martes en Madrid con honores militares en un cortejo que trasladará su féretro desde el Congreso de los Diputados hasta la Plaza de Cibeles, ha anunciado el Palacio de la Moncloa. Después de una despedida del duelo con toque de oración, descarga de fusilería de la Guardia de Honor y desfile ante el féretro, éste será introducido en un furgón que lo transportará hasta la catedral de Ávila, donde los restos mortales del ex presidente Suárez recibirán sepultura.