Los socialistas franceses se preparan para una amarga derrota

El Partido Socialista francés teme la pérdida de un centenar de ciudades de más de 10.000 habitantes este domingo. En la segunda ronda de las municipales los sondeos marcan de nuevo una fuerte abstención, que favorecerá a la derecha moderada e impulsará la ultraderecha del Frente Nacional que se hará con una decena de alcaldías de Francia. Los resultados cosechados en las municipales pueden dar lugar importantes cambios en el gobierno de Hollande.

El Partido Socialista francés (PS) teme la pérdida de un centenar de ciudades de más de 10.000 habitantes este domingo. En la segunda ronda de las municipales los sondeos marcan de nuevo una fuerte abstención, que favorecerá a la derecha moderada e impulsará la ultraderecha del Frente Nacional (FN) que se hará con una decena de alcaldías de Francia.

El aumento del paro en febrero conocido esta semana -el 4,5% en términos interanuales o el 0,9% en relación a enero- ha sido una pésima noticia para los que dentro de la mayoría socialista pensaban poder compensar con la segunda vuelta los malos resultados de la primera.

El ala izquierda del PS reclama desde hace tiempo un cambio de Gobierno, porque considera que todos los males de Francia provienen de la política de austeridad del Francois Hollande que, empujado por Bruselas, se ha marcado como objetivo un recorte de gasto público de 50.000 millones para los próximos tres años. Pero que, por ahora es sólo eso, un objetivo sin concretar.

Los grandes medios franceses auguran una remodelación inmediata que afectaría al primer ministro, Jean-Marc Ayrault, que se convertiría en chivo expiatorio de caos presidencial. Mucho más impopular que Ayrault es el propio Hollande, que como presidente es el que dicta la política y los tiempos, hasta ahora muy lentos y de objetivos a veces contradictorios. Hollande ha declarado por boca de su portavoz esta semana que "ha escuchado a las urnas", que no cambiará su meta de "recuperar el país", sino que trabajará con más ímpetu.

Desde 2008 el PS es el partido dominante en la administración local de Francia. Una pérdida importante de ayuntamientos podría ser el anuncio de un cambio de poder en las presidenciales de 2017, a imagen y semejanza de lo que le ocurrió a Nicolas Sarkozy en 2012.

Aunque muchos de los cambios serán en alcaldías ahogadas de corrupción y deudas- como la conseguida en primera vuelta por el FN, gobernada hasta ahora por la "Izquierda Diversa", muchos socialistas echan la culpa a la política nacional y su electorado volverá a dar la espalda a las urnas el domingo.

El PS podrá evitar una debacle general, pues con ayuda de los Verdes y los grupos de Izquierda lograrán casi con seguridad conservar París -pese a que en la primera vuelta ganó en votos la lista conservadora de UMP- y Lyon. La candidata socialista en la capital, Anne Hidalgo no ha dudado en apuntar al Gobierno nacional como responsable de la "la bofetada que recibió su partido" la semana pasada y cree que "no sólo está relacionada con la crisis".

El mayor susto se produjo ya el domingo pasado en Marsella, la segunda metrópolis de Francia donde no consiguieron desbancar a UMP, que controla la alcaldía desde hace 17 años. En la llamada "capital del crimen" francés, el PS quedó incluso por detrás del FN. Muchas otras urbes, como Toulouse, Estrasburgo, Tours, Reims o Montpellier, girarán a la derecha. Perpiñán, en la frontera con España (116.00 habitantes) podría incluso caer en manos del FN.

Es difícil evaluar si los escándalos judiciales y financieros que han envuelto en los últimos meses y años al ex presidente Nicolas Sarkozy (UMP) y su entorno van a hacer mella en el electorado clásico conservador. En la primera vuelta, los dos grandes partidos perdieron electores, en beneficio de los extremos, aunque en términos relativos UMP resultó ganadora.