El Gobierno presume de diálogo frente a la ausencia de Mas

Los diputados del PP elogian el discurso de Rubalcaba, critican "el bajo nivel" de los enviados catalanes y el "afán de protagonismo" de Duran i Lleida. El Gobierno rechaza una reforma de la Constitución y confía en que las europeas y los empresarios pongan a Mas en su sitio.

"Artur Mas ya no puede decir que no se dialoga con él. Si no viene, es imposible hacerlo". Era la máxima defendida desde el Gobierno. El president de la Generalitat no acudió al Congreso y su ausencia se convirtió en la mejor arma arrojadiza de los populares. Cuando el debate ya llevaba cinco horas, Soraya Sáenz de Santamaría, salía al pasillo de la Cámara baja para resaltar, ante los periodistas, que se había escuchado "a todo el mundo" y que nadie podía acusar ya al Ejecutivo de no querer hablar. "Y si ahora pide cita en La Moncloa, habrá que recordarle que la cita estaba aquí, con luz y taquígrafos", comentaban desde el equipo de Rajoy.

Los conservadores escucharon a los enviados del Parlament con asombro. "El nivel no puede ser más bajo", criticaban. Sobre todo ridiculizaron el tono de Marta Rovira, la representante de ERC. Y también cargaron duramente contra Josep Antoni Duran i Lleida, el portavoz de CiU, reprochándole que quisiera "arrebatar el protagonismo" a sus compañeros catalanes.

El papel de Rajoy era elogiado por los suyos. "Grandioso" o "espléndido", eran algunos de los adjetivos que se escuchaban. "Un discurso muy bien construido, con argumentos jurídicos, armado, apoyándose en la Carta Magna", destacaban.

Según los suyos, el jefe del Ejecutivo defendió la soberanía nacional y rechazó la consulta con argumentos: "Ni la competencia que demandan es transferible, ni el propósito para el que la solicitan es conforme a la ley. Cualquiera de ambas cosas, a mi entender, choca abiertamente contra la Constitución".

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Rajoy no ofreció ninguna alternativa y cargó contra Mas hasta en tres ocasiones. Una de ellas de forma indirecta: "Les escucha todo el mundo. El que no les escucha es porque no ha querido venir". También quiso insistir en que Cataluña no sufre ningún agravio: "No puedo asumir un relato de opresión. Sinceramente no puedo aceptarlo porque no es verdad".

Terminada su intervención, el presidente se encaminó hacia a su escaño en medio de una larga ovación de su bancada. Algunos diputados del PP reconocían que había sido mejor el discurso que hizo en 2005 contra el plan soberanista de Ibarretxe. Pero muchos resaltaban que en aquel momento era líder de la oposición y ahora, el presidente del Gobierno. Entonces podía acusar al lehendakari de "prevaricar por no querer cumplir la ley". Pero en estos momentos creen que no aun siendo contundente no debía ser agresivo.

Lo más sorprendente de la tarde, sin embargo, fue comprobar cómo había calado el mensaje de Alfredo Pérez Rubalcaba. El líder de la oposición gustó mucho a los conservadores. Tanto que algunos diputados como José Luis Ayllón, Jorge Moragas, Agustin Conde, Andrés Ayala o Andrea Fabra le llegaron a aplaudir. Y algunos a la salida, destacaron incluso que había actuado como un hombre de Estado. Compartían mucho de sus planteamientos pero no una posible reforma de la Constitución. Dentro del Ejecutivo no se contempla. "No serviría de nada. Nada va a satisfacer a los nacionalistas", sostienen.

La pregunta que se hacían todos: ¿Qué pasará a partir de hoy? Para muchos miembros del PP, nada va a cambiar, Mas se mantendrá en sus trece. En La Moncloa confían en que se dé por vencido. Esperan a ver qué resultados obtiene en las elecciones europeas y "si cae por su propio peso". También piensan que como la situación económica va remontando, los empresarios catalanes le forzarán a replantearse la situación. En el Ejecutivo están convencidos de que el president tratará de agotar todos los caminos para realizar el referéndum y como todos son ilegales finalmente tendrá que convocar de nuevo elecciones.