Rodear Groenlandia en trineo de viento

La historia reserva al explorador noruego Fridtjof Nansen el honor de haber sido el primero en navegar por el hielo de Groenlandia. Este científico pensó en 1888 que se podía cruzar con más facilidad la superficie sólida de ese territorio colocando una vela a su trineo. 126 años después, un equipo internacional liderado por el explorador español Ramón Larramendi ultima una gran expedición para rodear Groenlandia con un catamarán propulsado por el viento, algo que nadie ha conseguido hasta ahora. Quieren demostrar la eficacia y resistencia de este vehículo para ponerlo al servicio de la investigación científica de los sistemas polares y el cambio climático.

La travesía partirá el próximo 5 de mayo cerca de la localidad de Kangerlussuaq, al sur de la isla, para recorrer los cinco mil kilómetros que mide el perímetro de Groenlandia, la isla más grande del mundo con 2,5 millones de kilómetros cuadrados. Soportarán temperaturas de hasta 40 grados bajo cero y vientos de 150 kilómetros por hora. Esperan llegar a la meta en sólo 45 días, todo un récord teniendo en cuenta que para los anteriores intentos de cruzar este territorio helado con un vehículo no contaminante hubo que emplear nada menos que cinco años.

El catamarán con el que navegarán es la evolución de un primer prototipo de hace 15 años. Está inspirado en la técnica de las comunidades indígenas inuit, es decir, un trineo formado por listones de madera de fresno anudados con cuerda. A este método tradicional, se le ha añadido la fibra de vidrio, con la que se refuerza la estructura base del vehículo, y la tecnología de propulsión de viento a través de unas cometas similares a las que se utilizan en el kite-surf.

El resultado es un vehículo absolutamente flexible, capaz de superar con facilidad los desniveles de hasta un metro de altura que puede encontrarse el equipo en la travesía, y fácilmente reparable, o al menos mucho más fácil de arreglar que un vehículo de tracción motora en pleno desierto helado. Consta de tres partes, una tienda de pilotaje, un almacén central y una tercera tienda habitable. Larramendi asegura que "El objetivo de la expedición es comprobar la eficacia del Trineo de Viento como vehículo sostenible, de fácil manejo y económico para la investigación en los territorios polares, ecosistemas de gran fragilidad en los que hoy se mueven miles de científicos de todo el mundo dejando su huella ecológica".

Llevarán consigo un equipo científico con el que desarrollarán tres proyectos científicos apoyados por el Instituto Pirenaico de Ecología. Tratarán de monitorizar la temperatura y la humedad relativa para trabajar sobre los modelos climáticos en Groenlandia, medirán el manto de la nieve y su degradación y la radiactividad ambiental en los alrededores de las instalaciones militares abandonadas tras la Guerra Fría.

La expedición tiene un coste total de 60.000 euros, mucho más barato que los millones que se suelen gastar en este tipo de proyectos, tal y como aseguran los organizadores. Todo el capital es privado y cuenta con el apoyo de Acciona y de la empresa "Tierras Polares" del propio Arramendi. El vicepresidente de la Sociedad Geográfica Española, Diego Azqueta, ha asegurado que "es importante que España pueda estar en este lugar pionero en expediciones con coste bajísimo. Me gustaría que los políticos se den cuenta de la importancia de este proyecto para colocar a España en el lugar que le corresponde en la historia de la Expedición. Hasta ahora, nos hemos vendido muy mal y tampoco nos hemos sabido colocar en el panorama internacional".