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Análisis:EL CAMBIO DE GOBIERNO

El estilo de Rajoy

Rajoy, durante su comparecencia en La Moncloa el pasado viernes(REUTERS/Juan Medina)

El nombramiento de Isabel García Tejerina es un ejemplo perfecto de la forma en que Mariano Rajoy resuelve los temas. El presidente del Gobierno tiene un estilo muy marcado.

Para empezar le gusta hacer las cosas despacio. Sin precipitarse. Buena prueba de ello es lo que ha tardado en anunciar el nombre de su candidato a las europeas, Miguel Arias Cañete, y también la calma con la que se ha tomado su relevo, dándole igual los comentarios de aquellos que criticaban que siguiera al frente del ministerio de Agricultura mientras daba mítines por toda España.

Su forma de manejar los tiempos suele desesperar a sus filas. Son muchos los cargos populares que se ponen nerviosos ante sus silencios y también cuando esperan a que resuelva alguna situación delicada. Si tiene que pronunciarse sobre un escándalo, Rajoy siempre opta por dejar pasar el tiempo.

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En el PP algunos consideran que deja "pudrir" los problemas, pero para sus colaboradores no es mal sistema. Dicen que le da buen resultado porque así logra que todo se aplaque y, a veces, hasta se olvide. Así es como ha intentado zafarse en muchas ocasiones de preguntas incómodas, como las del rescate y, por supuesto, de todo lo que ha tenido relación con el 'caso Bárcenas'.

A Rajoy no le gustan nada las presiones y es de la filosofía del que "resiste, gana". Todos cuantos le conocen saben perfectamente que cuanto más se carga contra un ministro, más posibilidades hay de que este salga reforzado. Ahora mismo el jefe del Ejecutivo tenía ocasión de haber hecho una remodelación en profundidad de su gabinete y deshacerse de sus colaboradores más quemados o cuestionados, pero no ha movido ninguna ficha.

En el PP había quien pensaba que aprovecharía para reemplazar al titular de Educación, José Ignacio Wert, o al de Interior, Jorge Fernández Díaz por estar siempre envueltos en polémicas. Y también se decía que se llevaría consigo a uno de sus hombres de confianza, a Javier Arenas. Pero ni una cosa ni la otra. Rajoy deja que se alimenten las especulaciones, que se genere expectación. Y luego vuelve a demostrar que es bastante previsible. Ha evitado realizar una crisis de Gobierno en toda regla. Para sustituir a Cañete ha optado por un perfil técnico, un toque mínimo, sin sorpresas, sin complicaciones, continuista.

Los populares piensan que si su jefe hace más cambios será después de las europeas, en función de los resultados, y también para tomar impulso de cara a lo que queda de legislatura. Consideran que a la vuelta del verano puede que se vea obligado si Luis de Guindos va finalmente para el Eurogrupo y si alguna cara del gabinete pasa a encabezar las listas de las elecciones municipales y autonómicas.

Aunque, los colaboradores del presidente no lo tienen tan claro. Recuerdan que siempre ha mantenido a sus equipos y que los que los conforman suelen ser amigos. Por eso es tan reacio a hacer rodar cabezas. Su lema es "sumar, no restar". Además, él ya ha dicho en alguna ocasión que no tiene intención de realizar ninguna revolución en La Moncloa. Es algo que no va con él. Y parece que su intención es la de batir todo un récord en democracia.

Telegrama a Isabel García Tejerina

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