Su tono de voz llega cansado. No es fatiga, más bien hastío. Cuesta percibir ilusión cuando Antonio Lobato habla de su futuro en la Fórmula 1. Duda. Ha aprendido a amar con todo su corazón un deporte en el que ha puesto toda su alma durante más de una década para convertir en apasionados a millones de espectadores que han madrugado, comido y merendado con las retransmisiones que él y su equipo han hecho desde circuitos de todo el mundo. Primero en Telecinco, luego en La Sexta y ahora en Antena 3. Sin embargo, la voz de la Fórmula 1 en España medita una retirada. Con 48 años, este periodista asturiano ha definido sus dos objetivos a corto plazo: descansar y escribir un libro. En ese futuro inminente no figuran viajes, ni maletas, ni circuitos, ni horas de edición de vídeos... Quizá sea tan solo pura percepción del entrevistador, pero por el tono de Antonio se podría decir que existe en él la resignación de pensar que lo mejor que podría vivir en este deporte, ya lo ha vivido. No rehúsa preguntas ni las bordea con requiebros retóricos. Contesta con humildad. Incluso cuando él mismo habla de éxito en su carrera profesional hay un punto de sonrojo en su discurso. Es cordial y mantiene una conversación fluida y cercana incluso cuando la entrevista se extiende más de lo previsto. Antonio Lobato es una rara avis dentro del ególatra mundo del periodismo deportivo y de la televisión: no busca dar lecciones, sino que repite incesante el verbo aprender. ¿Narrarás carreras de Fórmula 1 en 2015? ¿Seguirás siendo la voz de la F1? No lo sé. Tendré que tomar una decisión este año. Lo que tengo claro es que hacerlo de la misma forma (viajando, pasando 160 días fuera de casa...), no lo voy a hacer. Esta es la razón por la que cuando a principio de la temporada Antena 3 me ofrece una renovación de 2 años, yo les dije que no, que sólo uno. Como Guardiola: si me encuentro con ganas y con fuerza, lo vemos. No quería engañar a nadie. Si no me siento con fuerza, con ganas y con energía para seguir un año más... si no puedo dar el 100%, prefiero irme. Ya que dices que has hecho como Guardiola... ¿cómo eres tú como jefe de un equipo de personas? Eso se lo tienes que preguntar a los que trabajan conmigo. Hombre, creo que soy un buen jefe, no tengo muchas quejas. Estoy siempre con todo el mundo, no soy de estos que se meten en su despacho y no se relacionan con casi nadie. La puerta de mi despacho siempre está abierta para cualquier persona y siempre estoy en la batalla, con la gente. Debo ser mal jefe porque los jefes suelen ser más duros... y yo duro no soy. Intento que la gente disfrute de estar trabajando conmigo. ¿Se termina uno aburriendo de ver siempre los mismos circuitos, de hacer previas, de correr, de aeropuertos... o de lo que se cansa uno es de tener que estar pegado a su familia por un teléfono? Bueno, ahora la tecnología te permite ver las caras aunque estés a miles de kilómetros. Yo disfruto como un enano cuando me meto en una cabina a retransmitir, pero lo que me resulta más tedioso o monótono es todo lo que hay alrededor: pegarte con los equipos, tratar de sacar ideas nuevas, discutir en tu casa, viajar, desgaste físico y mental... Uno se cansa de todo eso. Eres, creo, buen amigo de Fernando Alonso. ¿Se ha instalado en la excusa o realmente sigue haciendo milagros? [Ríe] Sigue haciendo milagros. La gente del paddock lo sabe. Los 4 títulos de Vettel tienen un valor tremendo y no le resto ni un ápice. Sin embargo, para mí (y para mucha gente del paddock), tienen muchos más valor los subcampeonatos de Fernando que los campeonatos de Sebastian. Es brutal lo que ha conseguido Fernando con un coche notoriamente más lento que el de Sebastian Vettel. ¿Por qué crees que en España hay un sector, que no es pequeño, que habla de que Alonso siempre pone excusas, que se mofan...? Creo que ese sector es pequeño, pero muy ruidoso. Es un sector que detesta a Fernando, que no les cae bien. Cuando estás ahí arriba, no le caes bien a todo el mundo. Tenemos la suerte de tener al mejor piloto de la Fórmula 1 actual. Es indiscutible, no es porque lo diga yo -que pueden decir que como es mi amigo no tengo credibilidad-, es porque es algo objetivo. Si tú preguntas en el paddock, la gente lo tiene claro. Y hay una pequeña minoría que parece que esto les molesta. ¿Te molesta que se dude de tu objetividad, de que se hagan esos comentarios que dices por el hecho de que sois amigos? Me sorprende. Cuando la Selección juega un Mundial, los narradores van con la Selección. Cuando Nadal juega Roland Garros, van con Nadal; y cuando Contador corre el Tour, animan a Contador. ¿Por qué yo no puedo hacerlo? Es un piloto español. Además, la gente que me critica por esto se olvida, de manera ventajista, de que con Pedro de la Rosa yo me dejaba la garganta y con Jaime Alguersuari, igual. Los que les molesta que yo cuente así las cosas es la misma minoría que se alegra cuando no gana Fernando Alonso, así que el problema no es mío... diría que es suyo. Con él compartes una pasión, el ciclismo. ¿Qué recuerdas de aquel joven periodista deportivo que en los 90 le tocaba cubrir etapas de la Vuelta España? [Resopla] Joe, pues que era un chaval con muchas ganas de comerme el mundo, que me dejaba el alma y trabajaba 16 horas sin parar, que me apasionaba lo que hacía, que era muy inexperto y tenía muchas cosas que aprender. Era un chaval que empezaba en esto del periodismo y sabía que el camino era largo. Tenía algunas metas, pero nunca pensé que ese chaval podría llegar a hacer lo que ha hecho. ¿Qué es más bullicioso ahora: un paddock de F1 en los días de entrenos o carrera o el panorama del periodismo deportivo en la actualidad? Si te digo la verdad, no sé cómo está el ambiente ahora en el periodismo deportivo. Es una ventaja de estar tanto tiempo fuera de casa, que no te metes en este ámbito. Antes de empezar la Fórmula 1, yo hice fútbol muchos años... y lo que había no me gustaba. Ocurrió un poco lo que me está pasando ahora, que después de 12 o 13 años haciendo fútbol, me entraban ganas de verlo desde mi casa con una cerveza. La desventaja es que en aquel tiempo yo no tenía capacidad para poder dejarlo. Ahora sí, ahora estoy más tranquilo porque sé que me pueden surgir proyectos cuando deje la Fórmula 1 Mucha gente decía que la Fórmula 1 dejaría de verse cuando Alonso no ganase. Alonso no gana y se sigue viendo. ¿Qué importancia ha tenido Telecinco y ese equipo de profesionales de 2004 para que este deporte cale entre los espectadores españoles de una manera tan bestial? Paolo Vasile fue un visionario y tuvo el acierto de apostar por el deporte. Cuando nadie quería la Fórmula 1, Vasile vio su potencial. Apostó por ello y le salió muy bien. A partir de ahí fue todo una historia. Yo tenía la suerte de ser el jefe de Deportes de Informativos y propuse, una vez que nos encargaron hacer la Fórmula 1, dedicar el tiempo de deportes en los informativos en un 90% a la Fórmula 1 y dejar el 10% al resto. Parecía una locura y había algún editor que no lo veía y que decía que quién era Fernando Alonso. Pero funcionó porque empezamos con una tarea muy didáctica: explicar cosas básicas antes de que empezara el campeonato. La gente comenzó a interesarse en la Fórmula 1 y a aprender y se interesaban porque contábamos cosas diferentes. Estuvimos 2 años volcados absolutamente con la Fórmula 1. ¿Por qué Telecinco deja de apostar por la F1? ¿Por qué tú sigues apostando por ella? La Fórmula 1 salió de Telecinco porque Mediapro compra los derechos y su oferta era tan absolutamente desorbitada que Telecinco no tenía ni opción ni gana de competir. Era perder el dinero. Yo tuve la fortuna de que La Sexta, que es la cadena que se quedó con los derechos, confió en mí y apostó por el equipo que había trabajado en Fórmula 1 los cinco años anteriores. Acepté porque todavía me apetecía seguir en Fórmula 1, empezar un proyecto... ¿Es viable el modelo de la F1 en abierto? Es viable si el precio de los derechos tiene sentido. El problema es que ese precio llegó un momento en el que perdió el sentido común. El culpable en este caso fue Mediapro que disparó los derechos y los convirtió en el doble de lo que costaban. Luego llegó la crisis económica y lo hizo aún más inviable el poder mantener la Fórmula 1 con esos precios. No hay ninguna inversión publicitaria que pueda compensar el dineral que se iba en derechos de televisión. Si se racionalizara todo un poco -me consta que este año así ha sido- podría llegar a ser rentable cuando crezca un poco más el mercado publicitario. Lo que pasa es que la tendencia en Europa es la contraria: pagar por ver todos los grandes acontecimientos deportivos. Si miramos en Europa, la Fórmula 1 sigue una especie de sistema mixto: una plataforma de pago que te da todas las carreras en directo y luego revende un paquete de 8-9 carreras. Sí, lo que vemos con Movistar TV y las motos... Exacto, es una copia de lo que está pasando en Europa con la Fórmula 1. ¿Han llamado a tu puerta los de Movistar TV? No, no... Para nada. ¿Te ves el año que viene en un despacho en Movistar TV, por ejemplo? No. No me veo en un despacho... y menos ahora después de 11 años en el campo de batalla. Los despachos no me convencen. ¿Y qué es lo que te apetece? No lo sé. Sé lo que quiero hacer a muy corto plazo: descansar y escribir un libro, que estoy en ello. Es una idea un poco romántica. ¿Sobre qué va a ir ese libro? Sobre mi vida en la Fórmula 1, sobre todo lo que me ha pasado en la Fórmula 1. Hay mil historias... ¿Vas a volcar sentimientos en ese libro o para eso eres más reservado? Un poco de todo. Lo que no quiero es escribir un libro de Fernando Alonso porque la gente que ha tenido la inquietud de escribir un libro de Fórmula 1 en los últimos años, normalmente ha tratado de contar la vida de Fernando Alonso. Yo no quiero eso. Yo quiero contar mi vida en las carreras; sí que algunos pasajes han tenido que ver con él, pero los contaré desde mi punto de vista. ¿A qué compañeros de viaje echas de menos en esto de la Fórmula 1? [Suspira] Quizá porque fue el arranque, el comienzo... y estábamos asustados, pero a algunas de las personas que estaban conmigo en Telecinco, sí que los echas de menos. Confieso que el primer día que llegué a La Sexta y me reuní con mi equipo de trabajo (la columna vertebral de mi equipo de Telecinco seguía, pero había caras nuevas) les dije: «voy a ser muy sincero: lo que vivido en los últimos años y la relación que he tenido con mi equipo en los últimos años, por muy bien que aquí nos llevemos, creo que no volveré a repetirlo. Pero vamos a intentar a hacer algo mejor aún de lo que se hizo en Telecinco.». En Telecinco, coincidimos un grupo de gente que éramos esenciales. Ahora me encuentro a algunas de esas personas en los circuitos porque están en Movistar TV y este año, en ese sentido, hay momentos muy divertidos. ¿Qué sientes cuando ves la bandera asturiana en China o en Bahrein? Ya me he acostumbrado. Es uno de los problemas de esto. El primer año ves las banderas asturianas en la grada y te quedas alucinando, se te encoge el corazón. Cuando llevas 10 años viéndolo, te acostumbras. Es así de triste. ¿En qué crees, Antonio? Yo creo en mi gente, en la gente que me rodea, en su honestidad. Creo en la sinceridad y en la sencillez; en no creerte nunca nada más de lo que eres, en tener siempre los pies en el suelo, saber que no eres imprescindible; en saber que todo lo que haces, por muy bien que te estén valorando ahora, siempre podrá venir alguien que lo haga mejor. Creo también en el cariño de la gente que me lo ha demostrado en este tiempo: en esto sí que no te acostumbras. Ese cariño está ahí porque pienso que la gente me ve como un tipo sencillo, que no va de estrella, ni de divo, ni de gurú de la Fórmula 1... Soy un aprendiz que sigo aprendiendo cada día. A pesar de que ya he pasado por tres televisiones, que profesionalmente he tenido éxito [lo dice como con cautela], no se me ha subido la gloria a la cabeza, sigo aprendiendo cada día.