Condenado por golpear y encañonar por error a un ingeniero y su becario
El Tribunal Supremo confirma un año y medio de cárcel para un hombre que confundió a estas dos personas con los hombres que habían asaltado su casa dos días antes y les agredió y encañonó con una escopeta hasta que llegó la Guardia Civil
La única modificación que introduce el Tribunal Supremo es una rebaja en las indemnizaciones que debe pagar a uno de los agredidos, cantidades económicas que el condenado pagó en el mismo momento en que fueron consignadas "mostrando su voluntad reparadora".
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Unos hombres disfrazados de policías habían asaltado su casa del municipio gallego de Tomiño. Ni su hermano ni él fueron capaces de identificar a los asaltantes, pero sí se quedaron con un detalle: uno de ellos era calvo. Por eso dos días más tarde, cuando vieron a dos hombres - uno de ellos calvo - observando el vecindario, "la perturbación sufrida" le hizo pensar que eran los mismos que habían asaltado su casa dos días antes, el condenado decidió capturarles hasta que llegara la Guardia Civil: cogió una escopeta de caza, les encañonó, les agredió y les llevó al cuartel.
Una vez ante los agentes, los presuntos asaltantes pudieron explicarse: en realidad eran un ingeniero y su becario, que estaban inspeccionando el alumbrado público, "motivo por el que observaban el lugar". No llevaban ropas ni distintivos de la empresa para la que trabajaban, "pues no eran imprescindibles para su trabajo de campo".
La justicia gallega condenó al confundido agresor a un año y medio de cárcel por un delito de lesiones con medio peligroso, teniendo en cuenta los atenuantes de reparación del daño (pagó las indemnizaciones en cuanto fueron consignadas mostrando su "voluntad reparadora") y también dilaciones indebidas. Ahora el Tribunal Supremo confirma esta pena, pero modifica ligeramente las indemnizaciones que debe pagar a uno de los agredidos, dejándolas en 11.010 y 7.190 euros respectivamente: el juez que le condenó estableció unas indemnizaciones más altas que las solicitadas incluso por la propia víctima, cantidades que además el acusado consignó inmediatamente.
