Kerviel, acusado de manipulación informática, se niega a volver a Francia
El exoperador fue condenado a 5 años de carcel, tres de ellos de prisión firme

(EFE/Lucas Dolega)

El exoperador bursátil que provocó pérdidas multimillonarias al banco Société Générale y por lo que fue condenado a cinco años de cárcel, tres de ellos de prisión firme, tendría que presentarse a la policía francesa antes de las 15 horas de esta tarde, pero se ha quedado en la frontera italiana, esperando dice, una respuesta del presidente francés, Francois Hollande. Tras declaraciones y desmentidos, Kerviel ha declarado a los medios esta mañana que no pide clemencia para él. Sino la inmunidad de las personas que puedan testificar a su favor, cuando se produzca un nuevo juicio que determine si el ex trader tiene que indemnizar o no al grupo bancario.
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Jérôme Kerviel va a mantener el suspense hasta el último minuto. El exoperador bursátil que provocó pérdidas multimillonarias al banco Société Générale y por lo que fue condenado a cinco años de cárcel, tres de ellos de prisión firme, tendría que presentarse a la policía francesa antes de las 15 horas de esta tarde.
Pero se ha quedado en la frontera italiana, esperando dice, una respuesta del presidente francés, Francois Hollande. Tras declaraciones y desmentidos, Kerviel ha declarado a los medios esta mañana que no pide clemencia para él. Sino la inmunidad de las personas que puedan testificar a su favor, cuando se produzca un nuevo juicio que determine si el ex trader tiene que indemnizar o no al grupo bancario.
El ex empleado de Société Générale se queda mientras tanto en la localidad fronteriza italiana de Ventimiglia, donde culminó ayer dos meses de peregrinaje, con visita al Papa Francisco de Roma incluida.
La justicia francesa confirmó en marzo la condena por falsificación de documentos y manipulación informática del ex operador bursátil, por lo que tendrá que pasar tres años de cárcel. Pero el Tribunal anuló, en cambio, la sentencia que obligaba a Kerviel a indemnizar a Société Générale con la gigantesca suma de 4.900 millones de euros, por las pérdidas causadas más intereses.
El instituto financiero tendrá que responder ahora ante los jueces y es donde Kerviel, que se ha convertido en el azote de las finanzas del mundo, ha puesto sus esperanzas. Por vez primera en efecto, más allá de la carísima y bien organizada estrategia de comunicación, el banco tendrá que probar el volumen de las pérdidas, algo hasta ahora no claro. Y, sobre todo, que Kerviel actuaba por su cuenta y riesgo, sin consentimiento ni conocimiento de sus superiores.
Los expertos franceses recuerdan el caso de la 'baleine de Londres', en el que estaba involucrado también un francés, y durante el proceso, su patrón, el banco estadounidense JP Morgan, fue obligado a pagar una multa récord por negligencia.
Durante el proceso Kerviel admitió las pérdidas millonarias causadas, pero siempre insistió en que sus superiores sabían y fomentaban esas prácticas de alto riesgo.
"Desde que comenzó la investigación lo reconocí. Dije que sí, que fue un gran delirio (...). Entré en una espiral completamente loca. Acepté algunos de los actos que se me reprochaban, bajo el control y el acuerdo de mi jerarquía. Desde hace seis años, todo el debate judicial consiste en saber si mi jerarquía lo sabía o no. Efectivamente lo hice, pero con su beneplácito", declaró en diciembre al semanario "Les Inrockuptibles".
Esa "espiral de locura" en la que cayó fue motivada por "la presión de los resultados" que se le exigían, que aumentaron un 1.700 % en tres años. Kerviel contó también que "todos los mandos de la cadena jerárquica fue despedida tras el caso, con ofertas de despido como siete años de salario fijo", pero con "con una pequeña cláusula al final que precisaba que no tenían derecho a hablar de Societé Générale".
Antes de que su nombre saltara a la fama, coincidiendo con el inicio de la crisis financiera originada en EEUU percibía unos 60.000 euros al año. Su vida se convirtió en un infierno. Pasó más de un mes en prisión preventiva, desarrolló una enfermedad nerviosa, perdió a su círculo social y casi todos sus amigos y llegó a pernoctar en un garaje parisino. La publicación en 2010 de su versión de los hechos, le alivió temporalmente su situación económica.




