El editorial de Pepa Bueno: "Los desahucios siguen truncando la recuperación"

Distraídos con la campaña electoral, con el simple ruido de los mítines o con los errores graves como el de Cañete, ayer nos asaltó un dato de la vida real: en 2013, el año en el que presuntamente empezó el final del final de la crisis, los bancos se quedaron con 50 mil viviendas más en España. De ellas, casi 40 mil eran la primera residencia, el hogar de una familia. Y sólo en un tercio se aplicó la dación en pago, es decir, que en unos 26 mil casos aproximadamente se perdió la casa y se truncó no sólo el presente sino el futuro porque además de estar a la intemperie, los desahuciados siguen debiendo la hipoteca.

Hasta el candidato popular a la presidencia de la eurocámara, Jean Claude Juncker, a preguntas de nuestra corresponsal comunitaria mostraba su estupor por esta situación. Era antes de conocer el dato de ayer

Juncker decía: "No tengo que inmiscuirme en la legislación que se aplica en España pero quedé sobrecogido al ver como se hacía. Nunca he entendido que la ley española diga que cuando pierdes tu casa debes seguir pagando los intereses contraídos. En mi país, en Luxemburgo esto no es así. Y no debe ser. Quisiera que esto cambie pero no es competencia europea".

Es competencia del gobierno español que modificó hace dos años la ley hipotecaria -decimonónica- y que no habían tocado ninguno de los gobiernos anteriores. Pero la reforma Rajoy fue tan tímida que ya vemos en las cifras el éxito que tiene. Como tampoco parece arrasar el Código de Buenas Prácticas bancarias que puso en marcha nada más llegar a la Moncloa. Lo primero, desde luego, es el drama social que todo esto provoca, y lo segundo, la evidencia de que los problemas derivados de la burbuja inmobiliaria siguen para los ciudadanos pero también para los bancos. Y esto repercute en el crédito y en la recuperación de la economía.