Mundial de Brasil: La conquista del continente americano
El presente Mundial sigue la senda marcada en anteriores citas sobre suelo americano donde ninguna selección europea ha podido levantar el título
La afición carioca atiende un partido de su selección.(Getty Images)
Brasil 2014 podría ser diferente. Es el primer torneo mundialista donde se ha incorporado la eficiencia tecnológica para resolver problemas deportivos. Es a la vez la primera cita de todos los tiempos donde se han juntado hasta ocho campeones del mundo, aunque la actual defensora haya sido apeada en solo dos partidos: otro récord. Y sin embargo, la historia de esta edición lleva camino de repetir hechos y endurecer la argamasa que ha construido el templo americano en los mundiales jugados en el 'nuevo continente'.
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En 1492 un genovés descubrió América a las órdenes de la corona española y tras ese hallazgo, que cambió la historia, se produjo la colonización de las ricas y extensas tierras de 'otro mundo'. Españoles, franceses, portugueses e ingleses se lanzaron desde el siglo XVI en una carrera que marcaría el mapa terráqueo en los siguientes siglos.
Esta expansión pasada que descansa sobre los cimientos culturales de aquella época marca nuestro presente pero no se ve reflejada en todos los escenarios. Hay uno en concreto hoy en día, en pleno siglo XXI, que no admite conquista posible. Ese es el fútbol. En las siete copas del mundo que se han disputado al otro lado del Atlántico, ningún extranjero con sed de triunfo ha podido sorprender y clavar su bandera en tierra virgen.
En la primera ocasión para encumbrar a un campeón, en Uruguay 1930, fueron los propios charrúas quienes lograron el honor de alzarse con el primer título. En 1950, los uruguayos repitieron celebración en territorio brasileño hostil con el famoso 'Maracanazo'. Más de una década después, en Chile 1962, la selección checoeslovaca abrió un precedente llegando a una final en territorio americano, perdida ante la potente Brasil de Pelé, Garrincha o Vava.
En los siguientes cuatro eventos organizados por países americanos se vivió una proyección sostenida que tenía como destino un ganador europeo. Al final esta suerte no llegó y ni Italia pudo ganar a Brasil en México 1970 ni Holanda logró quitarle el cetro a los argentinos en su propio Mundial. Más tarde llegarían las dos ocasiones más ajustadas. Ocho años después, Alemania Federal se quedó a las puertas de ganar a la Argentina de Maradona y Valdano otra vez en suelo azteca; mientras Italia fue cruelmente apartada de la gloria en los penaltis de Estados Unidos 1994 contra la tetracampeona Brasil.
Un cuento sin final feliz que no parece tener solución en el presente, a tenor del poderío de los combinados americanos. Entre las confederaciones CONCACAF Y CONMEBOL que engloban el total de estas selecciones se incluyen ocho de los 16 equipos clasificados para octavos de final del Mundial de Brasil. Solo Ecuador y Honduras, en el mismo grupo, han quedado fuera de pelea. Un logro enorme si tenemos en cuenta el mérito de grupos como el costarricense, el uruguayo, el mexicano o el estadounidense.
Una balanza muy desproporcionada con el resto del planeta y confederaciones. Asia está fuera de combate con todas sus selecciones de vuelta a casa. El continente africano se enorgullece de sus águilas verdes nigerianas y la tremenda sorpresa de Argelia, pero no dejan de ser una pequeña tropa de asalto.
El gigante de la UEFA, que cuenta con un Mundial más que los de Sudamérica (10 por 9), ha sufrido la primera parte de la estacada. Más de la mitad de su flota se ha hundido en las orillas cariocas. Solo seis selecciones (Holanda, Francia, Alemania, Bélgica, Suiza y Grecia) siguen con vida, decididas a cambiar la historia aunque se tengan que llevar por delante a la propia diosa fortuna.
Atrás quedan las embarcaciones de España, Italia, Inglaterra o Portugal. Todas llenas de escapes, con demasiados agujeros para encontrar el foco principal de la fuga. En resumen, botes inservibles que poco van a ayudar a Europa en su objetivo.
En el horizonte, la mitad del Mundial. Y arriba, en lo alto de la colina, la Copa del Mundo esperando un nuevo dueño a pesar de tener pintada en sí, tantas veces, los colores de la 'canarinha'. Las experimentadas selecciones francesa, alemana u holandesa son el mayor capital en el que invertir pero, ¿serán suficiente para apartar a Brasil, Argentina, o Colombia de su objetivo? No parece que este campeonato vaya a coger esa avenida, más viendo la insistencia de dos colosos como Neymar o Messi. Pero, ante contextos previsibles es cuando el fútbol sorprende con soluciones únicas.
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