Las manos de Romero llevan a Argentina a Maracaná

Dos penas máximas paradas por el arquero argentino en la tanda de penaltis dan a Argentina el pase a la final. Como en 1986 y en 1990, el rival de la albiceleste será Alemania, que parte como favorita tras humillar a la anfitriona Brasil

Mascherano y Romero salvaron a Messi de todas las críticas posibles. La garra y la pasión del mediocentro y las paradas salvadoras del arquero en la tanda de penaltis permiten a Argentina y a Leo jugar la final del Mundial. En un partido horrible, la suerte estuvo del lado albiceleste, que esperó y esperó la genialidad de Messi, pero esta nunca llegó. En el peor partido del delantero del Barça en lo que va de Mundial, tuvo que aparecer Mascherano para mantener vivo el sueño de Argentina de 'campeonar' en Maracaná.

Argentina arrancó segura y bien puesta sobre el césped, demostrando su progresión en el torneo, el problema es que esa mejora aún era insuficiente para dominar y ser protagonista en el partido. Holanda, en cambio, parecía encantada con su rol de dominada confiada en que lograría conectar un pase en largo a Robben para llevar peligro a la portería de Romero. Esos eran los guiones de Sabella y de Van Gaal, pero ninguno se cumplió.

Ni Argentina supo llevar el partido ni Holanda establecer una conexión al menos decente con sus 'jugones' de ataque. La consecuencia fue un primer tiempo soporífero donde Messi volvió a ser un simple espectador y donde Lavezzi y Enzo Pérez, recambios de Di María y Agüero, fueron de lo más incisivo del combinado albiceleste.

Las acometidas argentinas llegaban por el lado derecho, donde entre Lavezzi, Enzo Pérez y Zabaleta volvían loco a Martins Indi, que terminó ganándose la amarilla tras dos faltas a Messi, de lo poco que hizo el delantero del Barça, junto con un lanzamiento de falta que detuvo el portero holandés sin demasiados problemas.

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A pesar de la poca presencia de Messi, Argentina fue mejor en la primera mitad que Holanda, desubicada e incapaz de conectar con las tres estrellas tulipanes: Sneijder, Robben y Van Perie.

Tras el descanso, Van Gaal hizo por cambiar la forma del partido dando entrada a Janmaat por Indi, con amarilla y sin cintura. El cambio no terminó de animar a Holanda, pero sí desactivó lo poco peligroso de Argentina, sus ataques por la derecha. Holanda no disparó entre los tres palos hasta la recta final del tiempo regular. En el bando contrario, el conjunto de Sabella, solo tuvo una ocasión clara, un centro de Messi que Higuaín envió al lateral de la red. Punto y final a las ocasiones argentinas, que a partir de ahí vio como Holanda atacó sin parar la meta del arquero Romero.

Pudo evitar la prórroga Robben, pero en su camino al gol se encontró con la puntera de Mascherano, que más que Jefecito es Jefazo y volvió a salvar a Argentina en el tiempo de añadido. Mascherano, siempre Mascherano, Jefazo Mascherano.

El tiempo extra nos regaló un resumen a velocidad rápida de los 90 minutos anteriores, Holanda parecía más entera pero seguía sin llegar con peligro a la portería de Romero. Argentina, sin Messi y sin Agüero, desaparecidos, tuvo dos ocasiones claras para marcar. La primera fue para Palacio, que se planto solo delante del portero holandés pero en lugar de esperar a que la pelota cayese y marcar con el pie, decidió, de forma incomprensible, rematar de cabeza de forma totalmente inocente. La segunda fue para Maxi Rodríguez, tras la única acción destacable de Messi en todo el partido. El remate del argentino tras el centro del '10' salió mordido y acabó fácilmente en las manos del portero holandés. A los penaltis se llegó entre robos y entradas de Mascherano, sin duda el mejor de los 120 minutos de partido.

La lotería de los penaltis sonrió a Argentina, que encontró en Romero a su salvador. Dos manos perfectas del arquero sirvieron para detener dos penaltis y meter a la albiceleste en la gran final del Mundial. Detuvo los penales de Vlaar y de Sneijder y por Argentina no fallaron ni Messi, ni Garay, ni Agüero, ni Maxi Rodríguez, que marcó el penalti decisivo.

La Argentina, que durante el Mundial había sido la de Messi, en Sao Paulo fue la de Mascherano y la de Romero. La del Jefecito, porque fue el mejor de Argentina, porque se dejó la vida y algún músculo en la cancha y se vació por su país. Y la de Romero, porque "con suerte y con confianza" como él mismo dijo, atajó dos penales.

Argentina se jugará el domingo ganar su tercer Mundial ante Alemania. Ambos conjuntos se volverán a encontrar tras las finales de 1986 y la de 1990, la primera la ganó Argentina, la segunda Alemania. Los teutonoes son favoritos en el gran duelo de Maracaná. Las esperanzas de Argentina pasan por activar a Messi, horrible contra Holanda, y por contagiar al resto de jugadores del espíritu de Mascherano.

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